Archive for the ‘Teatro’ Category

La lucha por la vida

marzo 30, 2024
«Saturno devorando a su hijo» Francisco de Goya

Coincidió que El Día mundial del Teatro, 27 de marzo, pudimos ver en escena la trilogía novelística de Pío Baroja «La lucha por la vida», en el Teatro Español, después de pasar por el Arriaga de San Sebastián.

Los aplausos fueron muy sentidos. Hacia José Ramón Fernández y Ramón Barea por la adaptación y dirección, respectivamente, y a todos los actores y equipo. Ramón Barea no solo dirige, también interpreta a Pío Baroja en escena, con excelente voz y compostura.

La producción del Teatro Arriaga consigue, fielmente, adentrarnos en la gran obra literaria, llevarnos a finales del siglo XIX en Madrid y  mantenernos expectantes todo el tiempo, que no es poco.

Los cuentos de hadas se derriten pronto en «La busca», esa primera novela de la trilogía de Baroja, donde el joven Manuel empieza la búsqueda, la búsqueda de un lugar en la vida. Por si teníamos alguna duda de lo cruento, en la ficción y en la realidad, llega después «Mala hierba». La caída vital del protagonista en los más bajos fondos y cómo allí recibe sus educaciones. Si los hombres son sus maestros, ojo a las mujeres que, especialmente en aquella época, caen por delante de ellos.

A pesar de este inicial resumen, toda la trama se trata en clave muy vital, picaresca y llena de humor, que anima a recomendar esta obra en el Teatro Español hasta el 14 de abril. Y no se preocupen por sus dos horas y media de duración porque sin duda es acertado el entreacto de quince minutos, en medio de esta segunda novela, para recobrar fuerzas.


«Aurora roja», tercera y última ficción, se pregunta cómo cambiar la situación en aquel Madrid, en aquella España, donde las miserias ahogan a la mayoría del pueblo llano. Cómo cambiar, qué se necesita para liderar una nueva sociedad sin esas terribles desigualdades e injusticias.

Ahí nos encontramos al propio Pío Baroja en el escenario, escribiendo, apuntando consignas libertarias de la calle, con la idea de llevarlas a la ficción. Lo hizo antes el propio Cervantes, en El Quijote, de forma más sutil, humanitaria y lógica. En su época el conocimiento de esos movimientos políticos revolucionarios estaba reservado a muy pocos, el anarquismo como formulación teórica y práctica surgiría siglos después. De ahí, la razón de la supuesta locura del caballero manchego.

Sigo con Baroja, escritor que se hace eco no solo de las ideas libertarias, también de los movimientos y proclamas revolucionarias de la época y lugar. Entre tantos manifiestos y dictados, en escena se abre paso una breve frase de «la Salvadora». Ella dice, si mi mente no se engaña entre los 10 actores que representan casi 100 personajes, dice más o menos: empezar por exigirse a uno mismo antes de llevar la revolución a los demás.

Cambiarnos a nosotros. Y, después de 120 años, algo cambió sin duda, al menos en la limpieza de las calles y la salubridad. Otras circunstancias no cambian tan fácilmente: especialmente el intelecto, la historia o la educación recibidas, tan propias de cada país.

Hemos contado con iniciativas como Diálogo de Civilizaciones o Alianza de Civilizaciones, que al fin no resultan más que el intento de vender un bonito y falso cuadro entre comunidades con las que estamos a años luz. Pocas veces hemos mirado a sociedades más desarrolladas intelectual y consuetudinariamente, con el simple objetivo de mejorarnos a nosotros mismos.

Quizás nos faltan las ganas para conocer y aprender cómo sus individuos se relacionan en formas más democráticas, justas e igualitarias. Sin ir más lejos, países europeos donde los responsables políticos no miran al resto de población desde lo alto (o no lo hacen de forma habitual), sino como encargados de la mejora de sus condiciones.

Una relación simple de causa y efecto: los ciudadanos eligen a sus políticos y, si fallan en sus obligaciones, si los efectos son contrarios a lo esperado, se permite una nueva elección. Y hay otras formas también. A veces el clamor de la opinión pública consigue que el propio grupo político corrija la elección de uno o dos personajes, los no válidos para asumir el poder.

Solo ocurre en los grupos de poder que funcionan con un mínimo de democracia interna. Donde impera la razón, el avance y hasta el pacto por el bien común. La lógica consecuente donde se asumen responsabilidades.

Son muchos los no válidos para estar en el poder (decía Platón que a los pocos válidos había que obligarles, a estar en el poder, porque eran los primeros que no querían).

En España habrá que ir poco a poco eliminando esos residuos tan poco ejemplares que nos han “ordenado“ desde hace tanto tiempo. Ciento veinte años de historia, donde nuestra propia mente ha tenido que asumir si prefiere estar con el poder decrépito, frente a él, o con el poder ejercido de la mejor manera posible. No será fácil, como en ningún país lo ha sido.

Decía al principio que era el día mundial del Teatro y, como cada año desde 1962, ese día después de la representación teatral se lee en el escenario el texto de un reconocido autor. Este 2024 se eligieron las palabras del último Premio Nobel de Literatura.

En redes sociales y en otros ámbitos ya hemos dicho que Fosse no nos convence por su escritura, llena de generalidades y lugares comunes. Si consiguió el Premio Nobel por cuestiones personales que hasta han sido publicadas, personalmente solo puedo reafirmarme en lo ya dicho, lo suyo no es la escritura.

El título de su texto: «El arte es paz». Podía haberlo escrito cualquier propagandista del «No a la guerra». No a ninguna de las guerras, incluidas las olvidadas (por ejemplo, las del Daesh en África). Llevamos décadas con ese eslogan y resulta deslucido repetirlo sin más. Con tantos grandes discursos al respecto, resalta más la vacuidad de Jon Fosse.

Si Pío Baroja levantara la cabeza, qué texto hubiera preparado para ese día si fuera sobre la guerra, me pregunto. Además de todo lo escrito en su trilogía «Las Saturnales» (por «Saturno devorando a su hijo», de su admirado Goya) junto a otras novelas ambientadas en la guerra civil española. ¿Qué escribiría o recordaría hoy, con las puertas abiertas a más guerras?

La comedia de las elecciones

julio 16, 2023


No va con segundas o no es una alusión directa al proceso electoral que esperamos devuelva la serenidad al país tras el 23J.


La comedia que les quiero recomendar es «Entrevista con mi hija Mari» de Antonia San Juan. El título del artículo es así porque no pensé que una comedia me fuera a hacer reír tanto, en estos tiempos afectados por el 23J.

No paré de reír durante toda la actuación de la actriz. Solo reduciría el papel inicial del entrevistador, Yeyo Bayeyo, demasiado explicativo sobre su programa de entrevista y testimonio, que se resume en una palabra telebasura. Un tipo de programa al que, por cierto, han acudido bastantes políticos.

La actriz, dramaturga y directora se ríe de todo, y también de nuestros políticos que más alto llegaron, los presidentes de gobierno de la democracia. Ella los llama «Reyes», puesto que habían alcanzado el «Trono». ¿Cabe mayor ironía sobre la realidad? ¿No son ellos cada vez más absolutistas?

La mayoría, por no decir todo el público, no pudimos parar de reír. Personalmente nunca me reí tanto con una comedia, ni de cerca. Ni con El Brujo, ni con ningún otro espectáculo.

Antonia San Juan no es solo sencilla, directa, honesta y cómica. Es inteligente, única e irrepetible. Como lo lleva siendo en todas sus actuaciones, producciones, guiones y otras artes, y también como dramaturga y directora.

Desde el Teatro Pavón a casa, seguía riendo. Había visto una función que dentro de la comedia mostraba las miserias de este país. En muchos planos: familia, marido, hijos, novios, vecinos, dinero, trabajo, pagas del estado, iglesia católica, visita de marcianos, y otros muchos apartados, la lista es inmensa.

La miseria periodística también incluida. No solo por el formato telebasura. Directamente la actriz escribe que si un hijo suyo estudiara cuatro o cinco años para acabar cuchicheando a la puerta de un famoso, acababa con él de un bandazo. Su madre, su abuela, etc., llevaban haciéndolo toda la vida, y a ver qué estudios necesita eso…

El programa de TV se llama «Húndeme». Y realmente quiere hundir al invitado o invitada. Y también lanza la pregunta: ¿quién es el verdugo: el presentador o la audiencia? Y yo preguntaría también, ¿en qué sociedad estamos en la que el entretenimiento se basa en humillar y hundir al otro?

A los que dicen que ayuda a las personas mayores, poco aprecio les tienen a estas. El entretenimiento, como la comida, debería ser cuidadoso, no se merecen lo que se les ofrece: veneno e higadillo. Quizá les damos ya por perdidos.

¿Cómo se pueden llamar periodistas los que empezaron su «profesión» buscando entre las basuras de los famosos? Se pregunta Antonia San Juan. Los medios de comunicación, especialmente los televisivos, se vuelven cada vez más un hazmerreír. Y un proceso cancerígeno que acaba con la salud de la sociedad. Una involución social pactada por los grandes poderes. Hasta en las facultades de periodismo se estudia, desde hace mucho tiempo, este tipo de basura.

Por todo ello esta comedia es tan importante, nos hace reírnos de nuestras miserias sociales, la falta de servicio social en televisiones, tanto públicas como privadas.  Y señala la razón de todo esto: el dinero. El que da la audiencia de TV, el dinero que se les da a los invitados, a los presentadores a los guionistas y a los técnicos. Enorme la diferencia que hay entre trabajar para prensa o TV.

Esta comedia tiene larga vida, mientras seguimos sumidos en elecciones políticas donde lo único importante es alcanzar el poder y el dinero, lo cual afectará a toda la sociedad, y hasta al Planeta mismo. Elecciones tras elecciones, todas iguales, con los mismos objetivos materiales.
La obra la pueden ver antes del 23J o después. De momento se ha prorrogado hasta mediados de agosto, y puede que más (su estreno fue el 2 de febrero). Si Feijóo gana el «trono», volvería incluso a verla, solo por la caricatura que le podría hacer Antonia San Juan.


La dramaturga llama a todos los «reyes», pidiendo un trabajo para su hijo de 57 años. Esa es la excusa para hablar con ellos y, sin duda, una de las guindas del pastel (que alimenta sanamente), ante la situación laboral del país para jóvenes y cincuentones.
Frente a procesos electorales que los políticos utilizan para maltratarse entre ellos y mentirnos a nosotros, es casi una necesidad que podamos disfrutar de la ironía y el humor de esta obra. Que respiremos genialidad y creación artística que nos permita seguir vivos, y no como borregos.

Y finalmente me pregunto ¿cómo puede haber tanto dramaturgo pomposo copando las instituciones públicas teatrales?, cuando hay grandes mujeres dramaturgas que tienen tanto que decir, y a tantas nos las estamos perdiendo. No las que van  apareciendo en los telediarios, como cuota femenina, sino mujeres como Antonia San Juan, tan original e inolvidable que me hizo hasta recordar al maestro Valle-Inclán. Pero ella misma le decía al presentador que la tildaba de machista: «ni ud. ni nadie va a acabar con el patriarcado».

Ni acabamos con el patriarcado, ni con las instituciones culturales políticamente correctas. Si alguien no se adapta a esa corrección, no tiene nada que hacer, así desde hace siglos y hasta ahora. No sé si recuerdan el reciente caso de Coral Bistuer, en la anterior Consejería de Cultura y Deporte de la Comunidad de Madrid, aquí lo que dijo, incluyendo a la Consejera que ahora va de número dos de Feijóo por Madrid.

Los mediocres alcanzan el poder temporal, de los genios culturales será la historia, si hay suerte. Porque nuestro desastre político arrasa también con la cultura, ¿Para que darle a otro «rey» un cheque en blanco, un poder absoluto del que dependerá toda nuestra vida, y que solo servirá para que a su vez entregue sobres a los amigos?


Para los que piensen que no he hablado de la obra comprendan que es mejor que la vean porque resumir los juegos de palabras, acentos (empezando por el dulce grancanario), entonaciones, sutilezas, ironías y genialidades, sería simplificar demasiado esta comedia, y hay que verla.

O al menos leer el texto. En formato de libro o cómic sería otro éxito.

Se abre el Telón

enero 4, 2017

"4" Rodrigo García. Ediciones La uÑa RoTa

«4» Rodrigo García. Ediciones La uÑa RoTa

Entre las noticias de estos primeros días del 2017, leo sobre el «Caso Teatro», Getafe (Madrid), donde se investiga la adjudicación irregular de contratos vinculados a una nueva construcción dramática que, tras año y medio de trabajos, llegará a los tribunales esta segunda quincena de enero.

El caso es pequeño pero me hace reflexionar sobre el Teatro nuestro en general. En los últimos meses me venían a la cabeza demasiadas piezas que no encajaban, que desprestigiaban la grandeza del Teatro, salvo si éste se vieran ahogado por la actual situación de corrupción, amiguismo y privilegios que reina en este reino.

Todo empezó quizá en primavera, en una rueda de prensa de un Centro Dramático. donde se presentaba una obra sobre un gran personaje de la Historia. Fue tal el énfasis sobre cómo aquella celebridad luchó por exponer sus ideas frente al poder establecido que, si no recuerdo mal, alguna periodista preguntó por esa lucha también en nuestra actualidad. Tras lo cual, yo misma pregunté cómo estaba esa lucha en el teatro, si éste era su lugar hoy (lo fue muchas veces en la Historia), si servía a la sociedad y si el poder teatral – igual que el del cine o los libros- gozaba de un buen lobby, que yo desconocía y por eso preguntaba.

Se pueden imaginar que tuve que repetir la pregunta al Director del Centro y que éste respondió nervioso y por la tangente. Acostumbrados estamos los periodistas de este país a la falta de respuesta por parte de nuestros representantes, así que hasta aquí todo normal, incluidas las aviesas miradas. Después de aquello, como una no personaliza sino que intenta dedicarse al interés público, me fui a ver la obra presentada y pedí entrevista con el Director del Centro. No hubo respuesta, ni explicaciones. No desistí, quizá era un caso puntual en 12 años. Esperé a ver otra obra en el mismo Centro y pedí nueva entrevista. Sólo obtuve otra respuesta silenciosa (modalidad habitual en nuestras labores, las culturales).

Después del verano, el silencio se volvió invisibilidad, desaparecí de las convocatorias de este Centro Dramático (este tipo de vetos también son habituales para los periodistas culturales poco complacientes). No más ruedas de prensa, o información alguna. La representación podría llamarse «12 años y 1 pregunta», o te mueves de la foto y no sales, o nuestro Teatro está atado y bien atado.

Siempre me estoy refiriendo al Teatro Público o Comercial de altos vuelos, con sanas excepciones. A lo largo de estas 13 temporadas, he observado un poco distante como la política, el negocio o la pura mediocridad se introducía en esta Alta Dramaturgia y, hoy mismo, me he dado cuenta que nunca había comentado sobre ello, que quizá era el momento de empezar.

Hace poco, en otro Teatro (alternativo éste) un profesional -cuyo nombre no puedo decir por confidencialidad- me hablaba de cohechos teatrales conocidos por todos en las altas esferas, en su caso de primera mano: la contratación de Obras en Festivales de Teatro a cambio de dinero negro, lo recordaba como práctica habitual de hacía más de 20 años.

No todo el Teatro Español es corrupto, ni mucho menos, sí llama la atención la poca luz y transparencia en su gestión; como todo lo que tiene que ver con Cultura. Un sector en el que las auditorias independientes son una rara avis, incluso aunque hablemos de dinero público. Esto sería totalmente ilógico en países culturalmente desarrollados, no así en el nuestro.

Empieza el año, y otras preguntas sobre el Teatro me alcanzan. En esta ocasión vienen de una amiga que me pregunta por talleres de escritura dramática; apenas soy capaz de recomendarle algún Teatro donde pueda intentar aprender.

¿Y, autores de teatro? Esa cuestión necesitará una charla más sosegada. Como es relativamente joven y no se asustará, sobre la marcha le recomiendo que lea dos dramaturgos: Rodrigo García y Angélica Liddell. Después me doy cuenta que ellos, por su mayor consideración fuera del país, quizá no deban ser considerados dentro del Teatro Español, ¿o sí?, ¿y qué opinarán ellos al respecto?

Les dejo unos versos del nacido en Argentina, de su libro-teatro que ilustra este artículo:

7

Libre es quien fracasa

Quien abandona es santo o visionario

Quien triunfa, vulgar esclavo

(puesto que triunfadores los hay a montones)

Oficialidad Cultural

May 31, 2015

ForSaleLos últimos días llegan correos del poco caso que hacemos a nuestras figuras y referentes culturales. Sea Giner de los Ríos, fallecido justo hace un siglo, o el poeta libertario Jesús Lizano, que perdimos recientemente. La escasa repercusión mediática revela una vez más la fatalidad cultural en la que nos encontramos: todo lo que no sea Cultural Oficial se ve abocado al silencio, a la invisibilidad, salvo contadas excepciones para confirmar la regla.

Desde hace tiempo hay una Nueva Cultura que lucha por ser reconocida, de acuerdo con su valor, más ampliamente, situarse incluso mano a mano con la Oficial por derecho propio. La Cultura no puede oficializarse casi completamente, salvo que queramos volver a tiempos que mejor olvidar.

Ayer en un triple teatral, que espero no volver a repetir (mejor de uno en uno), iba transitando desde la Oficialidad al nacimiento de nuevas propuestas. En el Centro Dramático Nacional, dirigido por Ernesto Caballero, asistía a su propia obra: «Oraciones de María Guerrero», en el Teatro que lleva el nombre de la actriz. Más que de una obra en sí, se trataba de una ponencia histórica del teatro oficial los últimos ciento y pico años, con perspectiva de género. La escena teatral se crea a partir de unas conferencias dramatizadas en la Biblioteca Nacional, que dan pie al director para crear un nuevo género: Confedrama, un híbrido que salva la dirección -marcando los tiempos a la intemporalidad del arte- y la actuación de Ester Bellver y Elena González.

Dos horas después. En La Cuarta Pared, una de las salas decanas del teatro alternativo, escucho «La Fiebre». Un monólogo que no alcanza la expresión teatral, escenográfica o corporal, ni si quiera una guinda final que recordar, como el reggaetón La Gasolina con el que terminaban (muy anti- oficial y sacrílegamente) las previas Oraciones de María Guerrero.

El texto de La Fiebre resulta inconexo y acelerado, verborrea lanzada al público sin posibilidad de defensa. Cualquier guión de radio cuida más ritmo y argumento. Nos sorprendió en una sala donde hace poco descubríamos «La Mirada del Otro«, a cuyos protagonistas invitamos al programa. El recorrido es siempre así, sinuoso e imprevisible.

A las 12 de la noche estábamos en los nuevos Teatros Luchana, todo un síntoma del despertar teatral madrileño: un gran cine cerrado hace tres años reabre como escenario múltiple. La novedad – como tantas otras en el mundo de la cultura- tarda en conocerse. Muchos se acercan al bar de la entrada, y allí se enteran de que están en el vestíbulo de 4 salas de teatro; a falta de comunicación, difusión, o al menos un buen rótulo que lo señale.

Sin ninguna expectativa previa, «For sale» me impactó de entrada por la energía y simpatía de sus actores. Como en los teatros más populares, ellos – o mejor ellas, que son la mayoría- nos invitan a entrar en la sala, nos acogen con tanta alegría y movimiento que la cuarta pared empieza a evaporarse muy rápido.

La compañía hace un cabaret socio-político cuyo formato y actuación convence. Las actrices pareces auténticas bailarinas y quizá por ello se echa en falta escuchar más y mejor el texto, o que el texto sea más atrevido. Este cabaret es una denuncia al poder abusivo del dinero: la especulación financiera, los empleos basura, los desahucios, todo lo que conocemos ya, a veces incluso en lo personal. Lo impactante es que el arte haga suyo todo eso: que las actrices del cabaret se transformen en brujas malignas, divertidos payasos, anti-disturbios o plañideras. Un intento de catarsis necesario al que el público reacciona de forma diversa: indiferente o pidiendo más.«Soy Política, pueden hacerme un escrache» se queja cómicamente Irene Galán en el papel de Política-Clown ¡Es Esperanza Aguirre!-gritan a mi lado. 

No quisiera despedirme sin mencionar la Oficialidad Cultural más actual en el mundo del libro, esa Feria del Libro de Madrid que año tras año sigue cayendo en los mismos errores. Hace poco un periodista añoraba aquellos años en los que las compras de la Reina Sofía en la inauguración eran apuntadas con devoción y augur de buenas ventas.

Miro alrededor, buena parte de los escritores que más admiro no pisan la Feria desde hace años: un evento comercial donde la literatura es mera excusa. Menos aún, se fijan en lo que compra la Reina Sofía, o cualquier otro miembro de la Monarquía. Quizá quisieran otra inauguración, más acorde con los tiempos, que reivindicara la Cultura Republicana o Libertaria, que siguen siendo tan nuestras, o que no hubiera ese mismo día y el anterior ataques neonazis a la librería La Malatesta. Mientras tanto la Feria sigue tirando de nuestras reliquias, paseándolas con extrema oficialidad y sin que suene un pitido, como los de ayer en el fútbol al llamado Nuevo Rey. Como llevamos años anunciando en nuestra página de facebook, el fútbol no es cultura. Quizá la cultura pueda plantearse otras formas de protesta, preguntarse incluso si la Feria del Libro de Madrid es realmente cultura o sólo oficialidad, y cómo mejorarla. De colofón les dejo este cartel que ha sido contestado por algunos colectivos como «Mas Mujeres«, aunque por supuesto sin respuesta oficial de la oficial feria.

FLM2015

 

Una belleza el cartel para la próxima Feria del Libro de Madrid, pero… ¿por qué la flecha? ¿No puede una mujer ser feliz y entretenerse con un libro sin que sea de asuntos del corazón? Una vez más la mujer es retratada según estereotipos flojos, que la acercan a la futilidad, al romance, al flechazo. Hermoso el arte, pero, ¡por favor, quita la flecha del libro! #‎quitalaflecha‬

Combate de Negro y Perros

septiembre 26, 2011

Un momento de "Combate de negro y perros"


La obra de Koltés, que se puede ver en Réplika Teatro hasta el 2 de octubre, es uno de los textos más opresivos del reconocido dramaturgo. La puesta en escena, sobria y sencilla, consigue con pocos recursos, luces y sonidos, trasportarnos al corazón de África. Un corazón en tinieblas al que llegamos irremisiblemente, donde la historia que se relata podría ser todavía más dura. Y los protagonistas intentan resolver un crimen que es todos los crímenes, donde las buenas palabras resultan incapaces y nos abocan al fatalismo. Cuatro soberbias interpretaciones: blancos que son hijos de puta o cabrones, mujer que quiere jugar a una imposible paz universal, y el negro, un solo negro que es millones de negros, que corre alrededor de la jaula –las muchas jaulas- que los propios blancos crean en su explotación de África.

En la dirección: Mikolaj Bielski y Borja Manero, con Manuel Tiedra, Malcolm Sitè, Lorena Roncero y Raúl Chacón, en la interpretación. Una producción de la Compañía Jóven de Réplika Teatro, todo un descubrimiento como espectador y sin duda una excelente academia de actores (ahora abierto el plazo de matrícula).

Volviendo a Koltés, en la sombra está la clave: el papel que la economía occidental, sus empresas, juegan en el continente. La riqueza de África expoliada. Y el expolio que lleva siglos produciéndose continúa también fuera de África. En sus obras de teatro que no alcanzan la mínima visibilidad social (salvo que el director sea muy famoso). En sus autores, escritores que no son publicados ni publicitados, como si sólo a través de la caridad (léase subvenciones) tuvieran cabida sus obras. En sus Salones Literarios, tan llenos de intereses políticos y económicos que huelen a rancio por debajo de su supuesto perfume de independencia.