
A las nueve de la mañana, desde hace años, participo en algunos de los de desayunos informativos de Foro de la Nueva Comunicación. A pesar de la hora, para algunos temprana, me gusta el formato: presentación, discurso de invitado y preguntas, presenciales u online.
En los últimos meses, me han llamado la atención tres invitados, tres directores de periódicos o grandes empresas informativas, aunque solo uno me pareciera estar más al servicio de la información que a las cuentas de resultados, las cuales son importantes por supuesto pero no por encima del derecho a la información.
Que para mí se salve uno de tres no es extraño, las empresas y los medios de comunicación en este país gozan de tanto descrédito que, aunque sus encargados quieran ocultarlo, no es posible en un cara a cara. Con las televisiones es peor, algún invitado ha habido que desde una televisión pública ha dicho, en este foro, que su negocio es el mercado audiovisual (entiéndase, mayoritariamente privado). Otra televisión pública, regional, afirmaba que era propiedad del Parlamento correspondiente. Muy alejados del panorama perseguido hoy por la mayoría de periodistas serios: la autorregulación y cómo implementarla.
Vayamos con nuestros tres hombres. Primero fue Ignacio Escolar, director de eldiario.es.
Él se vende muy bien desde los tiempos en que empezó en el periodismo y siguió los intereses socialistas. Lo cual era lógico, tras los pasos de su padre Arsenio Escolar, y desde su dirección del diario Público (primera etapa).
Más allá de sus habilidades para la venta, que hasta me hizo suscribirme a dos de sus boletines: cultura e internacional (en los que insiste hasta el hartazgo en que me haga socio; se le olvidó en el desayuno comentar sus técnicas de persuasión), lo más llamativo del joven Escolar fueron estas palabras: «somos el único medio de izquierdas» y añadió «pero no de partido»
Evidentemente siempre es mejor estar con varios partidos que con uno solo, sobre todo cuando anda la izquierda tan desmembrada. En todo caso, a Escolar tampoco le importa recibir las suculentas publicidades del PP, incluso de la Comunidad de Madrid, como observo de vez en cuando.
Semanas más tarde llegó el presidente del Consejo de Administración de PRISA y fundador de Amber Capital, Joseph Oughourlian. Él también tomó la conveniente senda de la izquierda; la unión entre capitalismo e «izquierda» da buenos resultados, es conveniente en estos momentos. Así que dijo sin ningún asomo de vergüenza la misma frase: «somos el único medio de izquierdas»
Aquella frase, o mantra, fue lo único que recuerdo compartieron ambos invitados. Algunos no sonreímos extrañados cuando oímos al embajador de Guinea Ecuatorial preguntar a Oughourlian por su política informativa en África. Lógicamente, no pudo responder, pero habló de América Latina. Para un señor que tiene su residencia en Londres, ambos territorios, con todos sus países, pueden ser muy desconocidos; también los criterios periodísticos de cada una de las empresas cuyo Consejo de Administración preside.
El tercer grupo mediático fue Henneo. De entrada, menos conocido en Madrid por su histórica dedicación a Aragón. Al menos hasta hacerse cargo de «20 minutos» -el diario de información general y local más leído de España- y Lainformacion.com. Menos conocido aunque con más años de experiencia periodística que PRISA o los Escolar juntos.
Fernando de Yarza, su actual presidente, sabe de periodismo y cómo transmitirlo. Se crió en él: el periodismo en casa a lo largo de una centenaria historia familiar. Luego, se inició desde abajo: como encargado de su red de kioscos de prensa. Estuvo dos años, y ahí también aprendió.
A los cincuenta y poco años acaba de renovar la Presidencia de la Asociación Mundial de los Editores de Prensa. Una presidencia que recae por primera vez en un español, y cuya renovación no es habitual. En resumen, sabe aprovechar las oportunidades y mantenerlas, también internacionalmente.
Dentro de España, la valía periodística del Grupo Henneo se encuentra sin embargo con bastantes trabas: les llegan menos fondos institucionales e incluso les vetan en ellos. Como también él mismo comentaba: faltan buenos editores y políticos. A pesar de todo, Henneo está creciendo, mucho, y en estos tiempos de descreimiento.
Como en cualquier formato de información, en estos desayunos hay también mentiras o, manipulaciones de la verdad, una expresión más políticamente correcta. En una de ellas, recordé la dedicatoria de Gregorio Morán en su libro «Adolfo Suárez. Ambición y destino» (2009):
«A mi generación, que empezó luchando contra la mentira que fue el franquismo y que luego acabó aceptando todas las demás».