Se abre el Telón

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"4" Rodrigo García. Ediciones La uÑa RoTa

«4» Rodrigo García. Ediciones La uÑa RoTa

Entre las noticias de estos primeros días del 2017, leo sobre el «Caso Teatro», Getafe (Madrid), donde se investiga la adjudicación irregular de contratos vinculados a una nueva construcción dramática que, tras año y medio de trabajos, llegará a los tribunales esta segunda quincena de enero.

El caso es pequeño pero me hace reflexionar sobre el Teatro nuestro en general. En los últimos meses me venían a la cabeza demasiadas piezas que no encajaban, que desprestigiaban la grandeza del Teatro, salvo si éste se vieran ahogado por la actual situación de corrupción, amiguismo y privilegios que reina en este reino.

Todo empezó quizá en primavera, en una rueda de prensa de un Centro Dramático. donde se presentaba una obra sobre un gran personaje de la Historia. Fue tal el énfasis sobre cómo aquella celebridad luchó por exponer sus ideas frente al poder establecido que, si no recuerdo mal, alguna periodista preguntó por esa lucha también en nuestra actualidad. Tras lo cual, yo misma pregunté cómo estaba esa lucha en el teatro, si éste era su lugar hoy (lo fue muchas veces en la Historia), si servía a la sociedad y si el poder teatral – igual que el del cine o los libros- gozaba de un buen lobby, que yo desconocía y por eso preguntaba.

Se pueden imaginar que tuve que repetir la pregunta al Director del Centro y que éste respondió nervioso y por la tangente. Acostumbrados estamos los periodistas de este país a la falta de respuesta por parte de nuestros representantes, así que hasta aquí todo normal, incluidas las aviesas miradas. Después de aquello, como una no personaliza sino que intenta dedicarse al interés público, me fui a ver la obra presentada y pedí entrevista con el Director del Centro. No hubo respuesta, ni explicaciones. No desistí, quizá era un caso puntual en 12 años. Esperé a ver otra obra en el mismo Centro y pedí nueva entrevista. Sólo obtuve otra respuesta silenciosa (modalidad habitual en nuestras labores, las culturales).

Después del verano, el silencio se volvió invisibilidad, desaparecí de las convocatorias de este Centro Dramático (este tipo de vetos también son habituales para los periodistas culturales poco complacientes). No más ruedas de prensa, o información alguna. La representación podría llamarse «12 años y 1 pregunta», o te mueves de la foto y no sales, o nuestro Teatro está atado y bien atado.

Siempre me estoy refiriendo al Teatro Público o Comercial de altos vuelos, con sanas excepciones. A lo largo de estas 13 temporadas, he observado un poco distante como la política, el negocio o la pura mediocridad se introducía en esta Alta Dramaturgia y, hoy mismo, me he dado cuenta que nunca había comentado sobre ello, que quizá era el momento de empezar.

Hace poco, en otro Teatro (alternativo éste) un profesional -cuyo nombre no puedo decir por confidencialidad- me hablaba de cohechos teatrales conocidos por todos en las altas esferas, en su caso de primera mano: la contratación de Obras en Festivales de Teatro a cambio de dinero negro, lo recordaba como práctica habitual de hacía más de 20 años.

No todo el Teatro Español es corrupto, ni mucho menos, sí llama la atención la poca luz y transparencia en su gestión; como todo lo que tiene que ver con Cultura. Un sector en el que las auditorias independientes son una rara avis, incluso aunque hablemos de dinero público. Esto sería totalmente ilógico en países culturalmente desarrollados, no así en el nuestro.

Empieza el año, y otras preguntas sobre el Teatro me alcanzan. En esta ocasión vienen de una amiga que me pregunta por talleres de escritura dramática; apenas soy capaz de recomendarle algún Teatro donde pueda intentar aprender.

¿Y, autores de teatro? Esa cuestión necesitará una charla más sosegada. Como es relativamente joven y no se asustará, sobre la marcha le recomiendo que lea dos dramaturgos: Rodrigo García y Angélica Liddell. Después me doy cuenta que ellos, por su mayor consideración fuera del país, quizá no deban ser considerados dentro del Teatro Español, ¿o sí?, ¿y qué opinarán ellos al respecto?

Les dejo unos versos del nacido en Argentina, de su libro-teatro que ilustra este artículo:

7

Libre es quien fracasa

Quien abandona es santo o visionario

Quien triunfa, vulgar esclavo

(puesto que triunfadores los hay a montones)

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