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Violencia “artística”

marzo 6, 2021

Líder Asalto Capitolio EEUU. Enero 2021

Busco la expresión en Internet y me remiten a lo contrario de lo que quiero hablar. Quiero escribir sobre el arte como mero término para blanquear la Violencia. Violencia a gritos, con música o sin ella. Violencia física o silenciosa. Cuando no hay razones para la violencia y el arte es el pesebre agradecido en el que la Violencia se alimenta. Las artes, todas las artes, pueden servir de alimento.

A veces un libro, o solo algunas de sus hojas, vomita una Violencia que no aguantamos. Dejamos de leer. Quizá la primera vez que escribí sobre ello fue hace 13 años, leyendo al eterno aspirante a Nobel Murakami que, después de aquellas páginas y aquel libro en general, se cayó definitivamente de la lista de mis favoritos. Cuando lea, protéjase titulaba entonces.

La Violencia, Violencia “artística” (Va) está de moda, al menos en los países “desarrollados”. Es cada vez más premiada, y no me refiero a que se vendan más discos, se consigan más clics, o hasta el estrellato circense. Otro libro que tenía que dejar de leer hace poco -porque más que Literatura contenía Violencia- se llevaba nada menos que El Premio Nacional de Narrativa 2019.

La Va es cada vez más cercana, más enraizada en la actual Violencia política. El presunto arte sirve más peligrosamente a esta Violencia, con canciones o tuits. La Va ha crecido y madurado con las RRSS y esta Violencia quiere ser populista ¿Qué sería del asalto al Capitolio hace unos meses sin esas “artísticas» imágenes en internet? ¿No nos enseñó más el violento cabeza de búfalo que todos los titulares de aquel día? ¿Qué queda en el inconscientemente colectivo?

La Violencia se ha hecho “Artista” en el mundo y en España. Además de los libros comentados, recuerdo especialmente una representación en el Teatro del Barrio, Madrid. No me acuerdo de la fecha. La obra se anunciaba como una “creación teatral” a partir del hecho lamentable de la muerte de Carlo Giuliani en la Contracumbre del G8 en Génova, hace casi 20 años. En realidad era un intento de blanquear la Violencia, aquí revestida de teatro.

El futuro vicepresidente del gobierno nacional de España, Pablo Iglesias, participaba en el coloquio posterior donde el resto parecía pura comparsa. Lo más interesante de aquella otra representación fue constatar a ojos vista (las pantallas engañan mucho) la pobreza cultural oculta bajo el chismorreo de sus varoniles andanzas protestonas (y no sé si violentas) por Europa.

Podría extenderme más, ya me dicen en comentarios si quieren. La falta de carisma, el mensaje del machito camorra, acabó con el colofón de despreciar a los medios de comunicación que no le dieran millones de audiencia. En fin, Diagonal, La Marea y El Planeta de los Libros, entre pocos más, patidifusos nos quedamos ante el populismo barato.

Estas experiencias no se suelen contar en los periódicos, no al menos en los cercanos ideológicamente y que pueden depender de sus ayudas económicas. Los que acudimos a todas las representaciones “artísticas” vengan de donde vengan y que nunca recibimos dinero de partido alguno, ni los pretendemos, tenemos esa pequeña libertad; no solo de ir sino de contar.

Espero que la moda de la Va se diluya. Aunque me temo que lleva décadas perfeccionándose, y dando buenos réditos. Además tiene hermanas gemelas que empiezan a preocupar. La Violencia “cultural” sería una de ellas. Aquí entramos en el envoltorio cultural/circense que acompaña este 8 de Marzo y que ya gateaba el año pasado. Si el feminismo es cultura, o así lo creo yo (igual que el antirracismo u otros movimientos en pro de la justicia humana) espero que este 2021 no asuma más circo del que ya se ve, o más violencias físicas o de palabra.

Defender la igualdad de la mujer nunca fue violento pero en estos tiempos hasta las ideas más justas y humanas se ponen el altavoz de los insultos, cuando no de provocaciones físicas. Este 8 de Marzo no voy a manifestarme por los derechos de la mujer, si acaso me manifestaría por un gobierno igualitario, que ahora no tenemos mientras la Moncloa se llena cada vez más de chiringuitos y populismos baratos.

Este 8 de marzo voy a seguir leyendo el libro que recomendaba hace unos días en RRSS: Conexión el ensayo de Kae Tempest que mañana publica la editorial Sexto Piso. Aunque no coincida necesariamente con le escritore en la cuestión de género, su libro es toda una lección de humanidad.

Cuídense.

Sin miedo a volar: literatura erótica para todos los gustos

febrero 1, 2016

Tenía una amiga que, algunas veces, le decía a su pareja: «Paco, hazme volar». Y las demás, como adolescentes, nos reíamos (que también era el propósito de mi amiga). Un comentario, aparentemente banal y, por supuesto, con doble sentido e intenciones juguetonas. Sin embargo, cuando te sientas a analizarlo tiene mucho de roles género: el hombre como dador de placer, el hombre sabe qué nos gusta y cómo. ¿No nos iría mejor si nos responsabilizamos nosotras de nuestro placer? (ya seamos, mujeres, hombres, trans, o como cada persona se quiera definir)canvas

Somos muchas las mujeres que nos hemos cansado de lo que implica en nuestras vidas una educación sexual patriarcal y de ser meros objetos de deseo. Por ello, nos hemos decidido a buscar una forma más igualitaria, plena, libre y sin culpa de vivir el erotismo y la sexualidad.

La literatura puede ser una buena fuente de inspiración para fantasear y explorar nuevas formas de sentir placer. El mercado editorial ha llenado las estanterías de las librerías de literatura erótica, pero quizás de una literatura cortada por el mismo patrón, encajonada en los estereotipos y roles de género impuestos a las mujeres en las sociedades actuales y que nos impide indagar y elegir más allá de la moda o de lo que se vende. ¡Y queremos algo más! Al menos, diversidad y poder elegir.

Rebelarse contra la norma establecida puede abrirnos a nuevas experiencias placenteras. ¿Te has cuestionado? ¿Has probado? ¿Te has dado permiso? ¿Has explorado, en este caso, otras lecturas que cuenten ¿la misma historia?, sí, quizás, pero con un enfoque y una actitud diferentes.

Me pareció interesante obtener el punto de vista de una profesional que además trabaja desde la perspectiva de género y aproveché la asistencia a la conferencia introductoria a la serie de talleres Empoderamiento a través del autoconocimiento erótico (en febrero empieza una nueva edición) en Los Placeres de Lola, en Madrid, para posteriormente realizar una breve charla con Mentxu Abril, psicóloga y terapeuta sexual encargada de impartir dichos talleres.

Noelia Álvarez: ¿Cómo se puede vivir la sexualidad rompiendo los estereotipos educacionales recibidos por mujeres y hombres?

Mentxu Abril: Un ejemplo: una mujer decide tomar la iniciativa y acercarse a una persona que le gusta para proponerle algo y sin querer le surge una sensación de eso no está bien. Es necesario cuestionar los pensamientos limitantes y saber que el sentimiento negativo surge del aprendizaje del rol de género. El hecho de cuestionar la norma impuesta y saber que esa sensación surge de ese aprendizaje y no de que el acto que se quiere hacer en sí esté mal, ayuda a plantearse otras opciones y a actuar como realmente nos gustaría. Si esto lo hago más veces al final estaré poniendo a prueba mi antiguo esquema y comportamiento sexuales y estaré adquiriendo otra forma de pensar y de sentir más acorde a mis deseos.

N.A.: ¿El consumismo y el capitalismo intentan controlar el cuerpo de las mujeres?

M.A.: Siempre se ha intentado controlar el cuerpo de las mujeres, su sexualidad y forjar sus límites ya que eso asegura el control sobre la institución familiar, la procreación, la productividad, las creencias, etc. El capitalismo, aliado del patriarcado, intenta sacar provecho económico de él fomentando sentimientos de frustración, de inferioridad, de falsa ilusión. De esta manera, puede comerciar con estas emociones a través del manejo de las necesidades personales. El objetivo es seguir manteniendo el poder para quien tiene el poder.

N.A.: ¿Qué nos puede aportar la literatura erótica?

Con la literatura erótica podemos descubrirnos y saber cuáles son nuestros gustos y nuestras necesidades sexuales. También nos permite desarrollar nuestro erotismo de forma más amplia, potenciar el deseo, la excitación o la capacidad orgásmica. Leer literatura erótica nos ayuda a concentrarse en las sensaciones y en los estímulos cuando estamos a solas o con una pareja.

N.A. ¿Qué recomendaciones literarias nos harías sobre literatura erótica que deconstruyan la concepción actual de erotismo y sexualidad?

hqdefaultM.A.: Tanto en literatura erótica como en pornografía contamos con escritoras y directoras feministas que ofrecen enfoques y actitudes diferentes de la sexualidad, lo que se denomina postporno. No obstante, el hecho de fantasear con lo queramos, o de practicar lo que queramos, nos hace más libres y posibilita que trabajemos nuestro erotismo para llevarlo hacia donde nos apetezca. Como ejemplo, podemos citar a Erika Lust, directora de cine porno feminista y autora de relatos y novelas eróticos.

Aunque, Mentxu también nos comentó que ella está a favor de cualquier tipo de literatura sirva de motor para fantasear y experimentar, he dedicado un tiempo a investigar y buscar por Internet (y también a repensar en mis lecturas) para ofreceros  algunas sugerencias más allá de lo establecido (sin poder recoger todo, por espacio y porque seguramente hay mucho que desconozco) que, por supuesto, pueden ser comentadas, ampliadas y criticadas.

¿Nos lanzamos? Sin miedo a volar.

Si quieres empezar por algo ligth pero muy útil para cambiar la mirada, puedes leer La canción de Nora de Erika Lust.

Miedo a volar de Erica JongPara las que piensan que los clásicos no defraudan: El amante de Lady Chaterly de D.H Lawrence, del que se dice que conocía muy bien la psique femenina. Miedo a volar de Erica Jong, considerado un indespensable del erotismo feminista y rompedor en Estados Unidosen los años 70 . Las relaciones peligrosas de Pierre Choderlos de Laclos, con un poco de perversión entre los miembros de la nobleza.

Si te van los triángulos amorosos: Castillos de cartón de Almudena Grandes o Delta de Venus o Henry y June de Anis Niin cuyos deseos eróticos giraban en torno al matrimonio formado por Henry Miller y June Miller.

Una novedad editorial: La pasión de Mademoiselle S., un texto anónimo que recoge unas cartas eróticas fechadas entre 1928-1930 y que dirige una mujer a su amante.

También existen opciones para esa sexualidad más oculta como  pueden ser las lesbianas, las personas con discapacidad, las personas transexuales, etc., el libro Relatos marranos. Antología recoge 34 textos que tratan el tema de la sexualidad desde diversas ópticas. El azul es un color cálido de Julie Maroh, un comic que aborda la sexualidad entre mujeres jóvenes.

Si te gusta el BDSM, quizás también te guste una novela que también es un clásico: Historia de O de Pauline Reage o una obra desconocida de Anne Rice, la autora de la famosa novela Entrevista con el vampiro, La Trilogía de la Bella Durmiente que nada se parece a las dulcificadas versiones del cuento. Por su parte, Claudine en la escuela de Grabielle Colette se centra en el clásico alumna-profesora, sus deseos y algún que otro castigo.El oso de Marian Engel

Con un toque de humor negro, Zonas húmedas de Charlotte Roche e, incluso encontramos novelas eróticas donde se siente deseo por animales como en  El Oso de la canadiense Marian Engel, donde una bibliotecaria intima con un oso. Esta y otras pasiones animales (y también algunas que no lo son) recomienda Alberto Manguel en su artículo Pasión animal y literaria.

Por último, si algún día te levantas con ganas de reflexionar sobre el tema puedes leer, entre otros: El postporno era eso de María LLopis, duro y radical pero con ideas muy interesantes. Neoliberalismo sexual: el mito de la libre elección de Ana de Miguel. Política sexual de Kate Millet, con una parte sobre reflexiones en el ámbito literario. Autobiografía de una mujer sexualmente emancipada de Alexandra Kollontai, escritora, revolucionaria y activista del siglo XX.

Todos deberíamos ser feministas

diciembre 31, 2015

Los propósitos de Año Nuevo vienen a ser lo que las promesas electorales antes de las elecciones. Sirven para no cumplirlos. Una se plantea con toda su buena intención algún que otro objetivo que se esfuma en cuanto se presume un poco delante de amigas y familiares. Del mismo modo, a los políticos se les llena la boca de los temas que preocupan a la ciudadanía durante la campaña electoral y sueltan discursos demasiado preparados y artificiales para después padecer una amnesia repentina y negar todo aquello que prometieron.

La política en este país funciona así. ¿Y la política cultural? Nefasta. No existe interés por la cultura, por la cultura de verdad, porque una población culta es una población peligrosa… para ellos. Por otro lado, los medios culturales cada vez comunican menos y cada vez son más pseudoculturales. Los grandes medios culturales no ayudan a promover un cambio e incluso, a veces, parece que intentan poner la zancadilla a otros medios que sí están por la labor. Y las personas cada vez renegamos más de la cultura, como si no fuera algo importante.

En este artículo quiero hablar de feminismo. ¿Y por qué hablo entonces de cultura? Porque el feminismo, aunque solemos verlo como una cuestión política y social, es también una cuestión de cultura.

Todos deberíamos ser feministas No me sorprende que libros como Todos deberíamos ser feministas de Chimamanda Ngozi Adichie apenas haya tenido repercusión en los medios culturales. Vivimos en sociedades patriarcales, en un planeta donde la mitad de la población, hombres, quieren mantener los privilegios a costa de la otra mitad de la población, mujeres, y, por tanto, la mayoría de ellos prefieren el inmovilismo y el statu quo a mostrar interés real por hablar de feminismo.

¿Por qué tanto miedo? ¿Saben los hombres qué significa ser feminista?

El feminismo, como se recoge en el libro Feminismo para principiantes de Nuria Varela, es una teoría de la igualdad que pretende hacer justicia social, un movimiento social y político [y cultural, como he comentado] que lucha por la igualdad real entre mujeres y hombres. Sin embargo, el machismo es una teoría de la inferioridad en la que se considera a las mujeres inferiores a los hombres. El feminismo no simboliza ir en contra de los hombres, sino que se posiciona en contra de los privilegios que la sociedad patriarcal les otorga y lucha por cambiar esa estructura que perjudica a las mujeres, pero también a los hombres. No se trata en ningún momento en ser superior a los hombres, más bien en ser iguales. Fácil y claro.

Te miran con buenos ojos si eres ecologista, vegana, acudes a las manifestaciones en contra del cambio climático o del TPPI, si perteneces a algún movimiento social o si eres una participante activa de algún partido político o asociación. Sin embargo, di que eres feminista y poco faltará para que te miren como si fueras la propia encarnación del mal. Para muchas personas es fácil ver la opresión de las grandes empresas, de los bancos o de algunos políticos sobre la ciudadanía, sobre la clase trabajadora pero se niegan a ver la opresión de los hombres sobre las mujeres por el mero hecho de ser mujeres. Parece ser algo ajeno a ellos.

Por ello, recomiendo la lectura de Todos deberíamos ser feministas. Inicialmente fue una conferencia que la escritora dio en 2012 y que se ha convertido en libro. Se trata de un breve ensayo que intenta explicar de forma clara por qué es importante el género, qué significa y qué situaciones sexistas o discriminatorias del día a día vivimos las mujeres. Me parece muy acertada la idea de emplear situaciones cotidianas porque en esos detalles, que para algunos resultan banales o una versión descafeinada del feminismo, es donde comienza la desigualdad y la violencia contra las mujeres.

Aunque el contexto del libro se centra en África, las situaciones contadas nos resultarán bastante familiares, situaciones discriminatorias y sexistas en diferentes esferas de nuestra vida: en el trabajo, en el ámbito personal,Chimamanda Ngozi Adichie social y de pareja o en relación a las emociones y la expresión de sentimientos. Chimamanda Ngozi argumenta con un lenguaje directo la necesidad de conversar sobre feminismo, tanto por parte de mujeres como de hombres, y quitarle de una vez por todas las connotaciones negativas que conlleva ese término porque «si es verdad que no forma parte de nuestra cultura el hecho de que las mujeres sean seres humanos de pleno derecho, entonces podemos y debemos cambiar nuestra cultura».

Amigos, compañeros, ¿nos tomamos un café el año que viene y hablamos de feminismos?

Cambiemos el cuento, sigamos contando (2)

noviembre 26, 2015

¿Y si jugamos a cambiar el cuento? Para aquellas personas que no le leyeron, en el artículo previo escribí sobre literatura infantil (y juvenil) alternativa, aquella que va más allá de las normas establecidas, revolucionaria porque intenta ser plural y no encorsetada y no tiene miedo a mostrar otras realidades, otras personas, otras relaciones.

Para que esto sea posible, es imprescindible que las autoras y autores sean conscientes de la realidad que nos rodea y de los cambios que se producen en ella y que estén dispuestos a mostrarlo en las historias que escriben. Pero también es necesario que las editoriales establezcan más criterios que el comercial a la hora de publicar y que no sean tan reacias a trabajar con una literatura infantil diferente. Es importante la labor de editoriales como Kalandraka, Lumen (que a través de Esther Tusquets tradujo al español la colección de libros “A favor de las niñas” de Adela Turín) o Bellaterra pero también de editoriales más pequeñas como Ópera Prima, Obelisco u Hotel Papel o proyectos autofinanciados como el de Pandora Mirabilia o Cuatro Tuercas.

No soy perfectaVivimos pendientes de los espejos, cual madrastra de Blancanieves, en una sociedad que prioriza la belleza y el culto al cuerpo en las mujeres. Estereotipos que también se reproducen en los libros infantiles. Sin embargo, y es una buena noticia, podemos encontrar cuentos que apuestan por una belleza alejada de los cánones y que trabajan la aceptación de una misma reivindicando la originalidad y la imaginación. Y si no, haceos amigas de Perfecta Nueno, Mara o Malena que en No soy perfecta de Jimmy Liao, Orejas de Mariposa de Luisa Aguilar y Malena Ballena de Davide Cali, respectivamente, se rebelan contra las burlas, las risas o las exigencias de la sociedad.

Princesas botas montañaLas princesas también se han cansado de estar encerradas en torres, de dormir durante cien años o de vestir de rosa y con zapatos de tacón y autoras como Nunila López y Myriam Camero saben que por ahí anda La cenicienta que no quería comer perdices ¡Ah! Y no es un secreto que Las princesas también se tiran pedos y si no que os lo cuente Ilan Brenman y si os preguntáis si ¿Las princesas usan botas de montaña? Carmela Lavigna lo responde en su libro.

TransBirdA la familia tradicional se le ha unido otro tipo de familias que es necesario que las niñas y los niños conozcan. También es aconsejable que sepan que la heterosexualidad no es el único referente, como pretende el patriarcado y así lo intentan mostrar libros como Paula tiene dos mamás de Newman Leslea, Aitor tiene dos mamás de Mª José Mendieta o Cada familia a su aire: el libro de las pequeñas diferencias de Beatrice Bougtinon. No quiero olvidarme de un libro tierno y, al mismo tiempo, atrevido sobre las personas transgénero como es Transbird de Nacho Donoso que cuenta la historia de un pajarillo valiente que escapa de las estrictas normas que le imponen en su bandada y buscar su lugar en el mundo.

Las niñas cada día gritan con más fuerza para pedir la igualdad, para empoderarse y tomar sus propias decisiones. Así en Once damas atrevidas de Xosé M. González «Oli» las mujeres se van de Arturo y Clementinaviaje y viven aventuras. También conoceremos a aquellas que no quieren ser amas de casa o desempeñar profesiones tradicionalmente asociadas a hombres o simplemente quieren ser ellas mismas en Laura aprende a volar de Irma González, en Mercedes quiere ser bombera de Beatriz Monco, en Rosa Caremelo o Arturo y Clementina de Adela Turín, de la que ya hablamos en el primer artículo. Y de esto también saben las niñas clásicas y rebeldes como Alicia en el País de las Maravillas o Pipi Calzaslargas o el siempre ingenioso y políticamente incorrecto Mark Twain que en 1865 en Consejos a niñas pequeñas «invita a las niñas pequeñas a ignorar las restricciones impuestas por la sociedad y a pensar por sí mismas».

Un cuento propioActualmente es fácil encontrar biografías adaptadas para visibilizar el papel de las mujeres en la historia como las de Virginia Woolf o Maruja Mallo de Luisa Antolín, Gloria Fuertes o Isadora Duncan de Patricia Alonso, entre otras. También es destacable Un cuento propio de Pandora Mirabilia y Camila Monasterio, un precioso proyecto que a través de un audio libro cuenta diversas historias basadas en la vida de grandes heroínas y del que se está preparando una segunda edición con la biografía de otras siete mujeres.

bellaPor último, se ha intentado dar una vuelta de tuerca a los cuentos clásicos y reescribirlos como hizo Roald Dahl en Cuentos en verso para niños perversos o las segundas oportunidades para Caperucita, Blancanieves y Cenicienta, Hansel y Gretel y La sirenita en la serie Érase dos veces.

Para terminar, una advertencia importante. Estos libros son aptos también para personas adultas. Os lo aseguro. Disfrutaréis como niñas.

Cambiemos el cuento, sigamos contando (1)

noviembre 20, 2015

Los sábados por la mañana mi abuelo nos recogía a mis hermanas y a mí en casa, subíamos en su coche, bibliotecaun seiscientos amarillo, y nos llevaba a la biblioteca. Nos entraba ansiedad, porque aunque la biblioteca estaba cerca mi abuelo conducía despacio y no veíamos el momento de llegar. Una vez allí, corríamos hacia la sección infantil y cada una, a su aire, nos perdíamos en las estanterías, entre nuestros libros o autoras favoritas. Recuerdo que, al principio, leía, sobre todo, para obtener un premio. Sí, cada 25 libros leídos y apuntados en una ficha, la bibliotecaria me entregaba una chapa conmemorativa de mi logro. ¡Una gran satisfacción! Después, enganchada a leer, no me importaba el premio, el simple hecho de leer y disfrutar de una historia diferente era ya un premio. Y, menos mal, enseguida me di cuenta de que era el más grande que podía obtener.

El primer libro que me regaló mi padre fue Los Gnomos: gnomo de los bosques. Seguramente tuve algún otro antes pero, sin saber por qué, este es el que recuerdo. En casa, cuando ya era algo más mayor, recorría las estanterías en busca de los libros que mi madre tenía y los leía. Recuerdo desde los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós hasta novelas completamente desconocidas de Ken Follet. Con 13 años leía obras juveniles de teatro y junto a compañeras de clase, las representábamos, emocionadas con el trabajo de relectura y adaptación a nuestro tiempo en clase y a nuestras capacidades.

Poco a poco fue naciendo mi pasión por la literatura y con el tiempo, como es lógico, establecí mis propios criterios y gustos sobre las lecturas que hacía. Eso es lo mágico de la literatura para mí: es una amiga inseperable que te ayuda a ser quien eres, a rebelarte, a buscar tu sitio y a encontrarte y reinventarte a lo largo de toda la vida.

lectura

Janet, Ruth and Susan Charles reading a story. National Library of Wales

Una parte importante de nuestro hábito lector surge, por tanto, en el ámbito familiar (otros lugares pueden ser a través del profesorado, las amistades, las bibliotecarias). Con los libros que las madres y padres leen o dan a leer a sus hijos, éstos pueden entender la realidad que viven pero también les otorga la oportunidad de conocer otras realidades distintas a la suya o saber qué es posible cambiar el mundo. Les permite aprender a empatizar con lo diferente, a cuestionarse la norma social establecida, que no siempre es la mejor, salvo para el capitalismo, y por supuesto, a imaginar, soñar y crear sus propios mundos. Los niños sienten una curiosidad enorme, están ávidos de aventuras y de explorar su entorno y lo desconocido. Con los libros poseen la llave que abre la puerta a cualquier lugar que deseen ir.

Yo crecí, como tantas otras niñas y niños de mi generación con los cuentos clásicos infantiles: La Cenicienta, Blancanieves, El patito feo, Caperucita Roja, La ratita presumida, La Bella durmiente, La Sirenita, Hansel y Gretel, entre otros muchos. Estos cuentos se convierten en el primer puente para formarnos como lectoras pero no lo son todo. ¡Cuidado!

princesa

En: The British Library

Por poner un ejemplo, la mayoría de cuentos de princesas transmite unos mensajes muy claros y diferenciados a niñas y niños. Las primeras aprenden a ser pasivas, a esperar a un príncipe con el casarse y realizarse. Los segundos, a tener que ser fuertes siempre y ser los salvadores de princesas. Yo nunca me sentí identificada con estos mensajes, nunca quise ser princesa, nunca quise que me rescataran, ¿de qué? Yo quería vivir mis propias aventuras: matar dragones, acabar con las brujas, vivir con un gato y no tener que limpiar para nadie (Cenicienta limpia, La ratita presumida limpia, Blancanieves limpia, Ricitos de oro limpia). ¿Queremos que nuestras hijas sean dependientes? ¿Queremos que nuestros hijos crezcan teniendo que demostrar siempre algo?

Las niñas y los niños tienen derecho a elegir quiénes quieran ser y, para ello, es responsabilidad de madres y padres no sólo prestar atención a la calidad literaria o a la belleza de las ilustraciones sino también a los mensajes (textos e ilustraciones). Los cuentos tradicionales forman parte de nuestra cultura y no tienen por qué desaparecer (algunos de los valores que transmiten pueden seguir siendo útiles como la solidaridad entre mujeres, la importancia de la familia o la relación respetuosa con la naturaleza) pero es necesario que no se muestre a los niños y a las niñas una sola forma de estar en el mundo porque les limitamos. A través de lecturas diversas los niños se divertirán, jugarán y serán más libres (las niñas no están sólo para jugar con muñecas o casarse; los niños no tienen por qué jugar con coches y ser los más fuerte o los más valientes todo el tiempo) y es posible que no abandonen la lectura porque serán conscientes de las posibilidades que ofrece, tanto de ocio como de ayuda a procesos internos suyos. Además, si se realiza una lectura conjunta permitirá un aprendizaje mutuo entre la persona adulta y los pequeños y creará un vínculo más fuerte entre ambos.

Símbolos sexistas

Símbolos sexistas en los cuentos

La sociedad evoluciona y existen nuevas estructuras familiares, sociales y culturales que deben reflejarse en los libros para conocerlas y respetarlas. Seamos conscientes de que en los cuentos tradicionales abunda el sexismo, tema sobre el que la escritora italiana Adela Turín ha realizado una gran aportación (desde los años 60) para evitar el sexismo en los cuentos e ilustraciones infantiles. Pero también es  complicado encontrar historias que hablen de familias diferentes a la tradicional, personas de otras razas, religiones u orientación sexual que no sea la heterosexual. Por ello, aúnemos a los cuentos de siempre, las historia de ahora. Fomentemos la comprensión de lo distinto, la igualdad y la tolerencia.

Cuando era pequeña no tuve la oportunidad de leer estas otras historias así que he aprovechado la escritura de este artículo para recuperar la inocencia, convertirme de nuevo en niña y disfrutar con la mente abierta y con el corazón y poder, así, compartir, en la segunda parte de este artículo, algunas sugerencias y recomendaciones. Las posibilidades de los libros son infinitas y las niñas y niños merecen conocerlas. 

¿Jugamos a cambiar el cuento?

Moon Chung-hee, Gong Ji-young.

May 4, 2015

MoonGong

El título y las fotos yuxtapuestas quieren reivindicar la diferencia, a la par que la buena relación artística y humana, entre ambas autoras. «Grandes escritoras» las llamaba yo a su paso por Madrid, y hay quien me decía que esto era una simpleza. En el mundo, o la zona de Occidente y sus adláteres, nos hemos saciado de esta expresión, como si ya no significara nada, a punto de ser engullidos por los que gustan de enrocarse en adjetivos rebuscados, inoperantes y obsoletos, que sólo persiguen su propia grandeza.

Así de simple comienza este artículo. Las grandes no necesitan abalorios, coronas, o púlpitos, se reconocen por su humildad; y personalmente es el trato que quiero dispensarles. La poeta Moon y la novelista Gong han desarrollado una humanidad y una sensibilidad básicas, universales. Su aprendizaje y la obra consecuente no pueden ser vacíos o superficiales, como el que se pone un disfraz, literario o académico, y espera que nadie observe sus modales; hay demasiadas personas así ya en la literatura y el arte.

Lo más interesante de nuestro encuentro fue constatar que su naturaleza es real, que conversan de forma auténtica tal y como reivindican. Y que han conseguido por sí solas la fuerza imparable de lo verdadero, en unas circunstancias nada fáciles y quizá precisamente por ello. Una fuerza tal que, aún siendo humildes, les ha llevado a denunciar grandes malestares; tormentos sociales tan altos y arraigados como los grandes rascacielos. Lo hacen con total delicadeza, como semillas que lentamente van germinando, o plantas pequeñas que se convierten en árboles. Permítanme estas referencias a la naturaleza porque ésta es un elemento importante en las obras de las autoras, junto al lema de los ensayos que escribieron para la ocasión: «Mujer, vida y amor»

La noche de la Literatura Coreana

Hace algo más de dos meses, el Centro Cultural Coreano en España me propuso presentar ambas autoras en La Noche de la Literatura Coreana 2015, sería el 22 de abril. En Febrero ya las estaba leyendo y valorando. No obstante, la tarde previa a la presentación, andaba pensando cómo sería el encuentro, cómo serían las autoras. No era la primera vez que entrevistaba sin apenas hablar previamente, así ocurre normalmente. A veces las conversaciones fluyen a la par que la obra, otras producen desencuentros; no todo lo que se escribe es auténtico y los propios escritores se delatan al hablar.

Además de los libros, el cine, la cultura en general; me encantan los retos. Y, si no me falla la memoria, sólo entrevisté antes a un escritor de Asia, el Nobel de Literatura Mo Yan. Entrevista previa al galardón, luego suelen ser imposibles y la mayoría cae en discursos repetitivos, aunque en su caso podría ser lo contrario y todavía recuerdo su promesa de volver a Madrid si se lo daban, tal como recogió el Diario Milenio. El caso es que ahora tenía la oportunidad de entrevistar a dos grandes escritoras de Corea: dos retos, dos placeres y un honor que me hacían.

Para mí, la cultura si no es global no alcanza toda su posible plenitud. Y la Cultura Global existe, es real. Sus actores -escritores por ejemplo- se identifican rápidamente, se reconocen entre ellos, rompen estereotipos, derriban fronteras. Así lo decía Moon, con mucho más énfasis si cabe; mientras Gong apuntaba lo enriquecedor que sería que viviéramos nuestra cultura conjuntamente a la de otros, como «un matrimonio». Esto y mucho más está en el programa de radio «La Noche de la Literatura Coreana» que emitimos la semana pasada y volvemos a emitir este jueves 7 de mayo.

Por supuesto, se habló de feminismo. Moon nació en 1947 y en esa época fue una de las pocas mujeres en acceder a la Universidad: 3% frente al 80% actual, aproximado. En medio siglo, además de todos los avances sociales y económicos -algunos demasiado rápidos e interesados como para desarrollarse de forma equitativa- la posición de la mujer está cambiando sustancialmente y hasta de forma necesaria, esperemos que para mayor equilibrio del planeta. Queda mucho por hacer, apuntaban ambas escritoras. Lo decían públicamente, con un empoderamiento que no admitía réplica: queda mucho por hacer. El propio tono también llamaba la atención. En España y en Occidente en general las escritoras suelen ser más calladas en estos asuntos, asumiendo la corrección política que cubre la literatura, la cultura en general, todavía dominada por los hombres.

En un aparte les comenté a Moon y Gong cómo disfrutaba con sus mensajes tan directos; aquí sufríamos de la «corrección». Se sonrieron con gestos de complicidad: en Corea la mayoría de los escritores sufren la misma enfermedad, me dijeron. Será que sólo las grandes -sean de donde sean- se atreven a decir lo que piensan de tal forma que consiguen acabar con la corrección censora. Se liberan del yugo de los poderes establecidos, vuelan por encima de ellos y buscan formas más perfectas, más humanas.

Seguiría horas y horas escribiendo, o hablando de sus obras, creo que es mejor que las lean. Por cierto sólo hay dos libros publicados en España de estas autoras: Yo soy Moon y Nuestros Tiempos Felices. Si las han leído, o leen, me gustaría saber su opinión. Termino dejándoles un vídeo que ha realizado el Centro Cultural Coreano en España: un bello recuerdo de La Noche de la Literatura Coreana 2015.