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Archipiélago Cultural

febrero 28, 2015

Pedro Barbeito_Fundación Barrié_CentroCentro CibelesDesde hace años, décadas, la cultura en España sufre el poder abusivo de los designios políticos y económicos. Todavía hoy parece incapaz de sobreponerse a ellos. Culturalmente sigue habiendo una gran producción creativa; una buena muestra de ello es la coincidencia estos días de Just Madrid, Art Madrid y ARCO. Además de multitud de exposiciones en espacios permanentes, como CentroCentro Cibeles, donde la Fundación Barrié presenta obras como la de Pedro Barbeito que ilustra esta entrada.

Sin embargo, salvando excepciones, los grandes centros políticos y económicos apoyan mayoritariamente la cultura espectáculo, la cultura no crítica o complaciente. Grandes exhibiciones, grandes obras, pero no hay espacio para el debate cultural, menos aún si es cotidiano o periódico. Acudimos a las salas a disfrutar del arte dejando para otra ocasión el pensamiento o la reflexión crítica.¿Es esto auténtica cultura? ¿O se trata más bien de un creciente Turismo Cultural? ¿Tiene la propia Cultura responsabilidad en ello? Respondiendo afirmativamente a la última cuestión se responde a las anteriores. La pérdida de crítica cultural en España se me asemeja a la pérdida de crítica política, de la que de repente todos hablamos gracias a la incursión de nuevos partidos políticos que así lo denuncian, no porque la política dominante, convencional, encorsetada y obsoleta hiciera de la autocrítica su bandera.

Esta falta de actitud crítica se venía extendiendo a prácticamente todas las demás esferas sociales, desde la ciencia a la atención médica, o los medios de comunicación como servicio público, convertidos mayoritariamente en medios de publicidad. Tuvo que llegar la crisis para que al menos empezáramos a hablar de ello.

Una diferencia me parece ver en todas estas pérdidas, en esos retrocesos que tantos años nos costará remontar: la pérdida cultural, que debería ser la principal señal de desgaste de toda la sociedad, es la que adquiere menos visibilidad. La política está en boca de todos. La pérdida cultural que lleva unida a la mediática muchos años, en una simbiosis quizá más perfecta y perversa; como si todos los referentes culturales decidieran que son un archipiélago de islas sin necesidad de conexión, y hasta despreciaran ese mar de intercomunicación cultural y de ahí comunicar al resto del planeta.

Independientemente de ideologías, los partidos políticos emergentes como Podemos o Ciudadanos están dando una lección de comunicación a los grupos políticos convencionales. Y me pregunto dónde está la correspondencia en el apartado cultural, ¿Cuáles son las nuevas formas de cultura aliadas cómplices de la comunicación? ¿Donde la Cultura ha empezado a apreciar el valor de la Comunicación?

Hay excepcionales muestras de buena comunicación cultural, el homenaje a Gil de Biedma en Málaga, que no sólo fue una apuesta cultural sino también una buena forma de comunicación de calidad y variedad a través de una excelente exposición, documental, conferencias y publicaciones.

Hay profesionales cada vez mejor formados en la comunicación cultural, como nos demostraron los periodistas del Máster de Periodismo Cultural de la Universidad Rey Juan Carlos, único en el panorama universitario público madrileño.

Sin embargo, el propio sector cultural – como ocurría antes con las viejas políticas- sigue sin apostar por la comunicación, sin ver su importancia. Como si de una conjunto de islas se tratase, ajenas al conjunto del paisaje al que pertenecen, ensimismadas en sus Congresos, Festivales o creaciones varias. Un retroceso sin visos de cambio. Un mundo cultural que no evoluciona en la nueva sociedad de la información y que sigue anclada en los viejos usos del siglo XX.

Es por ello que, mientras esto ocurre, crece también imparable la incultura en los grandes medios de comunicación, ya no sólo hablamos de fútbol o programas de corazón-hígadillo. Hace poco leía este titular en un gran periódico nacional «Un soplo de aire fresco en la ficción nacional», se refería al estreno de una nueva serie de TVE: «El Ministerio del Tiempo», según la redactora: una entretenidísima e inteligente mezcla de humor, aventuras y divulgación histórica. Acudí interesada a ver el primer capítulo. No pude acabarlo. Me recordó cuando hacía informes de lectura para una editorial y leía primeras obras en las que Santa Teresa se trastocada en madre y esposa amantísima en el siglo XXI, o el malvado pirata inglés resultaba ser un tiburón financiero; eso sí siempre consiguiendo que apareciera un pasadizo temporal que nos mostrara la relación entre ficciones y personajes. Eran, en fin, guiones que aprovechaban un cóctel de llamaradas entre la seudo-historia y las creencias en el más allá.

Años después descubro que lo que sólo podía editarse gracias al bolsillo de sus autores, se emite en horario estelar en la primera televisión pública del país. Por si esto fuera poco, el salto a la pantalla es menos creíble que en los libros. Ni los propios actores dan crédito a sus papeles, ¿cómo hacerlo con un guión tan disparatado? Sólo algunos periodistas obedientes ensalzan desde los grandes púlpitos estas muestras de Incultura Galopante.

Radio española

junio 26, 2013
V Premios Música Independiente

V Premios Música Independiente

 

Poco se habla de la Radio Española, ¿no es necesaria la autocrítica a la vista del panorama actual? No se trata de criticar  lo fácil, no vamos a ocuparnos de los divos de la radio, de momento, sean de uno u otro bando y censurados más por eso que por la radio que hacen.

La politización de la sociedad, al menos de sus medios de comunicación más vistosos, no es nada nuevo. Junto a ello, otro fenómeno es casi más preocupante: la concentración en unas pocas manos. No me refiero a la concentración empresarial de los medios privados que, como cualquier empresa, tienden a ello y ahora más con el beneplácito de la última Ley General Audiovisual, aprobada por los socialistas.

La concentración más preocupante para mí es la que se hace con dinero público, léase Radio Nacional de España. Es verdad que internamente andan a la gresca entre las distintas emisoras, lo que  no es nuevo y hace que unas tengan más poder que otras según el reparto del momento. Externamente sin embargo es otra onda.

Poco se sabe de los patrocinios culturales de Radio Nacional,  esa forma de publicidad que existe en sus emisoras como ocurre en TVE, ya que la Transparencia no es habitual en la casa. A no ser que haya una Auditoría no nos enteramos ni de la mitad. Como pasó cuando nos informaron que Rafa Nadal estaba recibiendo una pasta pública sólo por informarnos qué tal le había ido el partido. Algunos están de acuerdo: que el dinero público pague a las estrellas, para mí es una barbaridad, una aberración de otros tiempos,  residuo de otros regímenes independientemente del nombre que quieran ponerle acorde con estos tiempos. ¿Y si iniciamos una campaña para que Nadal devuelva ese dinero público? Más ironía aún ¿quién más cobra, quién más podría cobrarlo? ¿Es acaso nuestro Nobel de Literatura Vargas Llosa menos relevante que Nadal?

Y es que no sólo de estrellas deportivas vive el Ente Público. La Concentración que estamos pagando llega a todos los ámbitos. Hace poco asistía a la gala de los Premios de la Música Independiente y, ¿qué me encontré allí entre las estrellas independientes de la música? A RNE, más concretamente Radio 3, copando el acto hasta el paroxismo. A uno le puede extrañar que cuando se habla de Independencia se hable de Radio Nacional; también estaba allí la Fundación Autor de la SGAE, otro tan Independiente como para llevarse el dinero de sus propios socios.

Cómo sería la actuación de Radio 3 en la gala que la única otra emisora presente: “Radio Gladys” tuvo que contestar al grito de Mara Torres: “Cuando digo radio, digo radio 3” con un “Cuando digo radio, digo radio española”. En fin, digamos, al menos de momento, radio española. Por nuestra parte, en la pequeña -pero digna- Radio Círculo, se ha cerrado ya la programación hasta octubre. Quizá emulando a los grandes, la última emisión de “El Planeta de los Libros” fue la semana pasada, y en directo en mayo, como “Cuéntame”.

Ellos y nosotros esperamos volver en Octubre. Si es que todavía hay espacio para la radio cultural y para Radio Círculo en la radio española; que no se cumplan los peores augurios de Xavier Caño Tamayo:  Los medios de comunicación, cómplices necesarios de la crisis-estafa

 

Huérfanos culturales

febrero 21, 2012

Lo bueno y preocupante de un blog es la dependencia que crea. Pasando los días el mono crece y, aunque son buenas las etapas de desintoxicación, llega un momento en que el mono no para de chillar, reclama su dosis, y atrás quedan los avatares de la propia vida, los más personales, o los de las crisis económicas y laborales que nos acosan. Aunque al final todo se relaciona.

Surge el título: Huérfanos culturales. Una expresión, una idea, un desahogo, o una sobredosis que, como en este caso, alguien nos facilita. La orfandad cultural es la idea que destila y desagarra el último programa con Juan Ignacio Ferreras.  Él expresa su dolor por la falta de cultura en este país, la que vivió fuera y también a la vuelta. Y lo relacionaba con los muchos que ahora tienen que dejar España, una nueva orfandad como otras anteriores por motivos económicos, pero que también tiene mucho de la miseria cultural actual en un país donde como nunca se premia el compadreo, cuando no la mafia, y donde el trabajo ocupa el último lugar de valoración social. No hablemos ya de cultura, sobre todo si es de libros. Si es de Cine es otra cosa (no hace falta debatir aquí si es cultural o anticultural buena parte del cine que se hace), el caso es que se habla. Y cómo se habla, qué exceso, cuánta publicidad, qué verborrea más tremenda.

El domingo pasado viendo el inicio de la Gala de los Goya 2012, mi espontaneidad tan poco correcta a veces quedó grabada en las redes sociales: “Jaja… ¿puede haber un inicio más patético para los Goya 2012?”. En fin, luego hubo de todo: alguna gracia, alguna imagen, alguna palabra. Pero seguía el tono casposo. No tengo ni idea de quienes son los guionistas, que me disculpen, pero o son inexpertos sacando al Presidente de la Academia de Cine como un Don Hilarión cualquiera, o el próximo año se modernizan y sacan a Franco inaugurando pantanos. “España contra la modernidad” se titula un libro de Ferreras. Hay una conciencia colectiva que no puede seguir riéndose de lo mismo que hace 90 o 40 años (lo de los 90 es porque Don Hilarión llegó al cine en 1921).

Lo de la publicidad y verborrea lo decía, primero, por la gala. Quizá en TVE, difusora oficial del evento, no se han dado cuenta que muchos telespectadores distinguimos entre información, entretenimiento y publicidad. O quizá están tan acostumbrados a mezclarlo -hasta en los telediarios- que ya es un defecto de fábrica. Pero sigamos primero con la gala:. ¿Qué hace un locutor de RNE alabando hasta el babeo a cada premiado con frases grandilocuentes y voz de rosal de pitiminí? ¿Información, entretenimiento, publicidad? Pues alguna de las tres cosas debía ser, no me pregunten cual.

La publicidad y la verborrea seguían al día siguiente en “el resumen del cine español el último año” según una Tele, seguramente TVE, que es juez y parte: muchos de sus fondos públicos financian las películas galardonadas, o nominadas, en ese fastuoso evento. Y es que los intereses empresariales o institucionales lo arreglan todo con la publicidad. Este lunes la mayoría de las informaciones, sobre todo las más populares, las de las televisiones, coincidían alabando, vendiendo, un cine nacional que sigue estando a la cola de los grandes países de Europa. Si investigabas por internet, alguna crítica había a la gala y a nuestro cine, pero poca cosa. Si me he perdido algo, por favor me lo envíen.

Menos mal que en este Planeta siempre nos quedará el cine…, de otros países. Incluso su literatura, (antes que el cine, porque lo del séptimo arte es estar muy a la cola especialmente en ciertos casos). Y nunca estaremos del todo huérfanos, ni aunque se vayan los grandes maestros de las letras, porque nos dejan eso, sus letras, sin artificios ni anuncios entre medias (salvo que sea literariamente conveniente). Estamos preparando un programa de despedida a Wislawa Szymborska (esperamos que para marzo), leyendo y releyendo a esta poeta de las incertidumbres que acaba regalándonos muchas certezas, como en estos versos de su poema Laberinto

En algún lado debe haber una salida,

eso es más que seguro.

Mas no eres tú quien la busca,

ella te busca a ti,

Es ella la que va

tras de ti desde el principio,

y este laberinto

no es otra cosa que tú,

sólo tú, mientras se pueda,

sólo tú, mientras sea tuya,

huida, huida –

Poemario «Dos puntos». Foto de Jorge Díaz Martínez )