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Llamada a la Huelga

febrero 25, 2018

Manifestación 8 marzo 2017 Madrid

Sí, el jueves 8 de marzo.

Sí, porque las manifestaciones no son suficientes.

Sí, desde un espacio cultural también, porque el cerebro es lo menos apreciado de las mujeres.

Sí, porque esta sociedad sigue sin pasar el Examen de Cipotudismo y ni siquiera le pone fecha.

Todo tiene mucho que ver con «La Aristocracia de la Estulticia« que nos gobierna; hasta el punto que cuando las mujeres llegan al poder, poco pueden o quieren hacer por terminar con el Machismo. Lo comentábamos implícitamente en «Biblioteca de Mujeres«, tras la decepción de Carmena como Alcaldesa de Madrid.

A todo ello sumamos la Decadencia Cultural, que llevamos tanto tiempo padeciendo, y que nos recordaba Albert Boadella en el último programa «Picasso. Macho Pintor» . Decadencia que, un año más, pudimos comprobar en la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid, ARCO.

Por si fuera pequeña la ciénaga en la que nos hundimos habitualmente, terminamos una Semana Premio Censura Marca España: Auto de Secuestro del libro «Fariña», condena de 3 años y medio de prisión al rapero Valtonyc, retirada del montaje «Presos políticos» en ARCO.

Injusticias en las que gana el que juega más fraudulentamente, el narcotraficante, o el sistema corrupto tras «todo atado y bien atado». Mientras el resto nos empobrecemos, apenas sin conocer los entresijos de lo que pasa, sin ganas de luchar o incapaces de ello.

El colmo del fraude llega cuando se conoce no sólo del rédito del sistema censor: la Galería de Helga de Alvear responsable junto con IFEMA de la retirada de «Presos políticos» acaba vendiéndolo por 80.000€ más IVA, y ARCO termina la feria con los mayores índices de ventas. El fraude más perverso se encuentra en cómo el efecto Streisand llena los bolsillos del propio censurado, como bien lo sabe Santiago Sierra («seudoartista que comete los mismos abusos que el que trafica con mujeres«, según Avelina Lésper) Hablábamos ya de sus posibles abusos hace 5 años, en el programa con Miguel Ángel Hernández: «Los Límites del Arte«.

Albert Boadella nos hablaba de los muchos proyectos culturales que se podrían acometer sólo con una pequeña parte de la indecente cantidad que mueve la actual Industria del Arte. El buitre como imagen del dinero devorando cualquier posibilidad de aprender, o de compartir cultura, cuando sólo importa la pasta y los caprichos de la gente con mucho dinero y poca cultura, también estaba en ARCO.

 

Volviendo al principio.

Llamada a la Huelga a toda mujer que esté harta de esta libertad vigilada en que vivimos por pura razón de sexo. Por no hablar de las injusticias y desigualdades, o de las múltiples formas de violencia

Llamada a la Huelga a toda mujer que tome conciencia, cada una a su manera, como quiera o como pueda. Recuerden a Simone de Beauvoir: «la mujer no nace, se hace».

Llamada a la Huelga a toda mujer, y hombre, que aprecie nuestro cerebro y que no sólo quiera que lo pongamos en venta.

Llamada a la Huelga porque, como escribe Manuel Rivas en su artículo hoy: «El machismo es el sistema, tío«,  haría falta una Revolución y qué mejor que empezar por conocer nuestro valor:

¿qué ocurre cuando la mitad de la población activa – o más- deja de serlo?

El escritor gallego lleva mucho tiempo siendo una de las honrosas y escasas excepciones al henchido cipotudismo de los medios de comunicación. Un movimiento coorporativista que tantas mujeres ha dejado en el camino, o arrinconadas. Es el caso de nuestra próxima invitada. Una escritora de las grandes. También articulista. Una de las que ha preferido el arte, la palabra y la cultura por encima del éxito.

Me van a permitir que no de su nombre hasta el 1 de marzo por la mañana, como hacemos los jueves que hay programa. Les pido además que escuchen hasta el último minuto de la emisión (29′). Es entonces cuando una pregunta que no estaba en el guión, y sólo rondaba mi cabeza, destapa un caso más de machismo en un jurado de un gran premio de poesía, reconocido internacionalmente.

Esta escritora nunca antes desveló la injusticia. Tampoco quiso hacerlo ahora. La entendí cuando me lo dijo, pero la entrevista estaba grabada, pese a quien pese. Y espero que sea para un buen fin; ella no sólo se merecía ese premio (hace años), se merece más aún el Cervantes, siempre que el jurado recuerde que aquel escritor fue uno de los primeros que luchó por nuestra libertad, la de mujeres y hombres.

Archipiélago Cultural

febrero 28, 2015

Pedro Barbeito_Fundación Barrié_CentroCentro CibelesDesde hace años, décadas, la cultura en España sufre el poder abusivo de los designios políticos y económicos. Todavía hoy parece incapaz de sobreponerse a ellos. Culturalmente sigue habiendo una gran producción creativa; una buena muestra de ello es la coincidencia estos días de Just Madrid, Art Madrid y ARCO. Además de multitud de exposiciones en espacios permanentes, como CentroCentro Cibeles, donde la Fundación Barrié presenta obras como la de Pedro Barbeito que ilustra esta entrada.

Sin embargo, salvando excepciones, los grandes centros políticos y económicos apoyan mayoritariamente la cultura espectáculo, la cultura no crítica o complaciente. Grandes exhibiciones, grandes obras, pero no hay espacio para el debate cultural, menos aún si es cotidiano o periódico. Acudimos a las salas a disfrutar del arte dejando para otra ocasión el pensamiento o la reflexión crítica.¿Es esto auténtica cultura? ¿O se trata más bien de un creciente Turismo Cultural? ¿Tiene la propia Cultura responsabilidad en ello? Respondiendo afirmativamente a la última cuestión se responde a las anteriores. La pérdida de crítica cultural en España se me asemeja a la pérdida de crítica política, de la que de repente todos hablamos gracias a la incursión de nuevos partidos políticos que así lo denuncian, no porque la política dominante, convencional, encorsetada y obsoleta hiciera de la autocrítica su bandera.

Esta falta de actitud crítica se venía extendiendo a prácticamente todas las demás esferas sociales, desde la ciencia a la atención médica, o los medios de comunicación como servicio público, convertidos mayoritariamente en medios de publicidad. Tuvo que llegar la crisis para que al menos empezáramos a hablar de ello.

Una diferencia me parece ver en todas estas pérdidas, en esos retrocesos que tantos años nos costará remontar: la pérdida cultural, que debería ser la principal señal de desgaste de toda la sociedad, es la que adquiere menos visibilidad. La política está en boca de todos. La pérdida cultural que lleva unida a la mediática muchos años, en una simbiosis quizá más perfecta y perversa; como si todos los referentes culturales decidieran que son un archipiélago de islas sin necesidad de conexión, y hasta despreciaran ese mar de intercomunicación cultural y de ahí comunicar al resto del planeta.

Independientemente de ideologías, los partidos políticos emergentes como Podemos o Ciudadanos están dando una lección de comunicación a los grupos políticos convencionales. Y me pregunto dónde está la correspondencia en el apartado cultural, ¿Cuáles son las nuevas formas de cultura aliadas cómplices de la comunicación? ¿Donde la Cultura ha empezado a apreciar el valor de la Comunicación?

Hay excepcionales muestras de buena comunicación cultural, el homenaje a Gil de Biedma en Málaga, que no sólo fue una apuesta cultural sino también una buena forma de comunicación de calidad y variedad a través de una excelente exposición, documental, conferencias y publicaciones.

Hay profesionales cada vez mejor formados en la comunicación cultural, como nos demostraron los periodistas del Máster de Periodismo Cultural de la Universidad Rey Juan Carlos, único en el panorama universitario público madrileño.

Sin embargo, el propio sector cultural – como ocurría antes con las viejas políticas- sigue sin apostar por la comunicación, sin ver su importancia. Como si de una conjunto de islas se tratase, ajenas al conjunto del paisaje al que pertenecen, ensimismadas en sus Congresos, Festivales o creaciones varias. Un retroceso sin visos de cambio. Un mundo cultural que no evoluciona en la nueva sociedad de la información y que sigue anclada en los viejos usos del siglo XX.

Es por ello que, mientras esto ocurre, crece también imparable la incultura en los grandes medios de comunicación, ya no sólo hablamos de fútbol o programas de corazón-hígadillo. Hace poco leía este titular en un gran periódico nacional «Un soplo de aire fresco en la ficción nacional», se refería al estreno de una nueva serie de TVE: «El Ministerio del Tiempo», según la redactora: una entretenidísima e inteligente mezcla de humor, aventuras y divulgación histórica. Acudí interesada a ver el primer capítulo. No pude acabarlo. Me recordó cuando hacía informes de lectura para una editorial y leía primeras obras en las que Santa Teresa se trastocada en madre y esposa amantísima en el siglo XXI, o el malvado pirata inglés resultaba ser un tiburón financiero; eso sí siempre consiguiendo que apareciera un pasadizo temporal que nos mostrara la relación entre ficciones y personajes. Eran, en fin, guiones que aprovechaban un cóctel de llamaradas entre la seudo-historia y las creencias en el más allá.

Años después descubro que lo que sólo podía editarse gracias al bolsillo de sus autores, se emite en horario estelar en la primera televisión pública del país. Por si esto fuera poco, el salto a la pantalla es menos creíble que en los libros. Ni los propios actores dan crédito a sus papeles, ¿cómo hacerlo con un guión tan disparatado? Sólo algunos periodistas obedientes ensalzan desde los grandes púlpitos estas muestras de Incultura Galopante.