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Neruda, Unamuno y Cervantes no fueron invitados

febrero 12, 2017

unamunoLos Premios Goya 2017 han provocado que la Academia de Cine anuncie un Concurso de propuestas para la próxima gala. Decíamos en el último programa «Los Libros de los Goya«: el espectáculo no sólo es increíblemente más aburrido cada año, sino que el mal hacer continuado llevó en esta ocasión a perder cientos de miles de espectadores.

Reivindicábamos en este programa más arte literario en la «gran gala cultural» (de momento no hay otra). Las galas se pueden hacer mejor, siempre que haya mejor guión, y el guión si es bueno es literario. No todo es glamur («encanto sensual que fascina», según la RAE), o no todo puede ser tan simple como querer acercarse a ello… Especialmente en un país con tanto déficit cultural y social (muchas veces a costa del glamur), algo que también pusieron de manifiesto estos premios.

El déficit social hizo que pasara sin pena ni gloria «Yo, Daniel Blake«, la reconocida película británica, Palma de Oro en el último Festival de Cannes. El déficit cultural no le iba a la zaga: entre las candidatas de estos Goya se encontraban películas con carga literaria, cultural, social y hasta política como: «Neruda» o «La Isla del viento«, ésta última en torno a Unamuno: su destierro en Fuerteventura y cómo, a pesar de este y otros pesares, muchos años después sería capaz de pronunciar, frente a los grandes poderes franquistas, la famosa frase que le arrestaría de por vida : «Venceréis pero no convenceréis».

Olvidé mencionar en ese programa, la película «Cervantes, la búsqueda» a la que dedicamos un especial en mayo; candidata también y sin una sola nominación en estos Goya. Ninguna de las tres películas tenían la posibilidad de premio bajo la mirada petrificada e inmóvil de Goya. En todo caso, deberían formar parte del acervo de cualquier amante de la cultura: cada película por sus méritos propios, además de los propios de sus personajes-protagonistas. Por no hablar del mérito de los espectadores, que no han tenido fácil acercarse a ellas.

En el país donde se sigue sin premiar las buenas producciones culturales, o de interés social, aunque estén ahí, los Lobbies prefieren ser seducidos por cuentos infantiles (de mucho llorar si es posible) o sensibleros, thrillers, puñetazos; todo lo que sea fácil presentar, populista al fin, como ocurre en Política y tantas otras áreas.

Quiero despedirme con la comparación, odiosa pero verdadera, que arranqué a Jaroslaw Bielski en el programa «Réplika Teatro«: «en Polonia la Cultura es lo que en España el Fútbol «. No se trata sólo de los recursos que cada país dedica a uno u otro sector, también la forma de gestionarlos y su difusión. El fútbol sigue siendo el rey mediático del país (antes el Circo o las Novelas de Caballería), con el permiso de la invasión política y programas del higadillo, ambos en ascenso; tres ingredientes que se encuentran en todas las sopas comunicativas conduciéndonos a los más bajos instintos. Precisamente a los que se enfrentaron -cada uno a su manera- los tres escritores que no fueron invitados.

Yo, Daniel Blake

noviembre 14, 2016

Todos somos Daniel BlakeLo han vuelto a hacer. El dúo Ken Loach y Paul Laverty han retratado una buena parte de nuestra sociedad, y lo han hecho con la profundidad y comprensión de los grandes maestros. «Yo, Daniel Blake» representa no sólo el sufrimiento de muchos trabajadores, desempleados y enfermos del Reino Unido, representa los dramas de una Europa cada vez menos del Bienestar.

La película ha creado un gran debate en el país, seguramente porque allí tienen una larga tradición de cuestionar públicamente todo lo que les atañe colectivamente. En España, a pesar de la buena crítica y el éxito en algún festival, la película ha mostrado una vez más nuestra incapacidad de valorar la cuestión social y humana que nos rodea.

Será por eso que en nuestro cine ha triunfado la superficialidad, o la pura apariencia, estilo Almodóvar o – todavía peor- estilo creador de Torrente. No paramos de celebrarlo y mirarnos al ombligo. Almodóvar hasta en la sopa y su «Julieta» a los Óscar. Como ya comentamos en las redes: la Nobel de Literatura Alice Munro podría decir «Qué he hecho yo para merecer esto». Respecto a Santiago Segura, en breve recibirá la Medalla de Oro de la Academia de Cine.

No sé Uds., a mi todo esto me preocupa; incluso aunque el Cine patrio sea sólo Puro Dinero, abandonado a manos de Productores y Mercadotecnia barata, comida rápida para quien poco conoce el Séptimo Arte. También es verdad que esto no ocurre sólo con el Cine. Respecto a lo que llamamos «Literatura» nuestro país acaba de crear la TeleLiteratura Basura, gracias a Mercedes Milá.

Según dice el artículo enlazado y del que copiamos la expresión, la nueva basura huele tan mal como la de siempre: no hay ni un crítico literario o mero escritor, y de los periodistas culturales ni se habla. La nueva telebasura apuesta como la vieja por el higadillo de los humanos: buenos lectores o no, sólo necesitan las vísceras para opinar. El Populismo, en su peor acepción, también llega a los libros y si no que se lo digan a Trump: se reedita en España su gran obra del 2000, «Nunca tires la toalla».

Pero volvamos a lo que nos interesa en nuestro pequeño planeta, «El Planeta de los Libros». Anunciábamos en el último artículo que íbamos a impartir un taller de Comunicación en Derechos Humanos, desde la Literatura y el Periodismo. Finalmente no ha podido ser, aunque seguimos colaborando con la URJC y esperamos volver a hacerlo con su Departamento de DDHH, gracias al cual pudimos organizar el año pasado la jornada «La Libertad de Información en el siglo XXI».

Como anunciamos en el programa de radio con alumnos del Máster de Periodismo Cultural de esta Universidad: seguiremos colaborando con todas las entidades culturales y educativas que tengan a bien trabajar con nosotros, de forma profesional y acorde con los tiempos.

«Todos somos Daniel Blake» dice la chapita que ilustra este artículo y que Caramel Films nos entregó en su preestreno. Denunciar el incumplimiento de los Derechos Humanos fundamentales: a la vida, al trabajo, al mínimo bienestar, debería ser una cuestión de todos, aunque en ello nos vaya la propia vida; y sin embargo en esto también hay quien pretende sólo aprovecharse para sus propios fines.

Derechos Humanos como Libertad de Expresión o Cultura llevan tiempo mermándose en nuestro país. Tampoco teníamos gran tradición en ello. La falta de madurez explica expresiones tan habituales como esta: si no te gusta el programa de la Tele no lo veas. A lo que cabría añadir: si no te gusta la universidad, el hospital, la escuela o el político: no lo veas. Así, no viendo, será que no existe, que no te va a afectar.

Esta semana el programa de radio tratará un tema humano especialmente delicado. Saben que hasta el mismo jueves por la mañana no desvelamos el contenido, solo adelantar que tiene que ver con estas palabras de Albert Camus: «Juzgar si la vida vale o no vale la pena de vivir es responder a la pregunta fundamental de la filosofía«. Esa Filosofía que nos hace Humanos. Les esperamos.