La Feria del Libro no puede con Cărtărescu

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Mircea Cărtărescu. Fotografía de Cosmin Bumbut

Este año queríamos acabar con nuestras críticas a la Feria del Libro de Madrid, o al menos suavizarlas, en un intento de dar tiempo a la nueva dirección que se inició el año pasado. Sin embargo, lo que sabemos ya del programa de 2018, que se presentará oficialmente este jueves, arranca con un fallo más que criticable. Sabíamos que en esta ocasión la Feria, que se inicia el viernes 25, estaría dedicada a la Literatura Rumana, capitaneada por el que creemos mejor escritor vivo del país, Mircea Cărtărescu. Y efectivamente será así pero -salvo que la organización reconsidere su participación-, la Feria mostrará que no es capaz de gestionar a un autor de su categoría, de acuerdo con las informaciones que tenemos a día de hoy y que les contamos.

La dedicación de la Feria a la Literatura Rumana, tendría que haber sido negociada adecuadamente con el Instituto Cultural Rumano y con cualquier otra institución responsable en Rumanía: derechos y obligaciones entre las partes; cómo se salvaguardarían los intereses de los asistentes a la Feria y también los de los lectores españoles y los medios de comunicación del país; qué apariciones públicas de los autores se debían realizar, especialmente con Mircea Cărtărescu, etc. Sin embargo, a dos días de la presentación oficial, esto no ha sido así, sobre todo con el autor más reconocido.

¿Se eligió la Literatura Rumana en esta edición principalmente por la obra de Cărtărescu? Si la respuesta es afirmativa, según nuestras informaciones, ¿por qué los responsables rumanos no permiten siquiera que el escritor dé una rueda de prensa en toda la Feria?, y ¿por qué la organización madrileña no decidió dedicar esta edición a otro país más avenido a la lógica de estos encuentros?

Ya hemos comentado en más de una ocasión que España no se vende bien en el exterior, lo que implica que tampoco se acaba de vender bien cuando el exterior llega a nosotros, en forma de institución o evento. Nuestro país, Madrid a la cabeza, no deja de demostrar sus debilidades en acuerdos internacionales, más aún si son culturales (ejemplo reciente es la no renovación del Open de tenis en la capital, salvo que sus dirigentes actuales o próximos lo reconsideren)

Volviendo al caso que nos ocupa, la participación de Cărtărescu en la Feria del Libro de Madrid, es como si al ganador de una gran prueba cultural, al posible próximo Nobel de Literatura (si este año se concediese, ya saben se ha anulado), se le sometiese a todo tipo de barreras administrativas, burocráticas y sin sentido para la participación en nuestra Feria.

De acuerdo con nuestras informaciones, la Feria del Libro de Madrid no ha conseguido negociar su participación individual más que en un acto abierto al público, en principio para el sábado 26, su firma en tres librerías (de las muchas que lo han solicitado), y -salvo noticias de última hora- la concesión de tres entrevistas a medios de comunicación. Ninguna de ellas a la Radio, incluida RNE y a pesar de haberlo solicitado. Y, como decíamos antes, ni una sola Rueda de Prensa dedicada al escritor. Ni vía pantalla de plasma. Los medios de comunicación cuanto más lejos mejor.

Y, nos preguntamos, en esta decadencia cultural que padecemos los últimos años, ¿puede La Feria del Libro de Madrid permitirse traer a un autor de la valía de Cărtărescu para verlo de lejos? ¿No habrá Institución Cultural (empezando por el propio Ayuntamiento de Madrid, si tuviéramos Concejala de Cultura…) o Institución a secas, Política incluida, que observe que así no se hace Marca España, o Marca Madrid?

La labor de la Editorial Impedimenta por dar a conocer a Cărtărescu en nuestro país, y en todo el mundo hispanohablante es digna de elogio. Gracias a ella, hemos podido disfrutar de libros como El ojo castaño de nuestro amor o la novela Solenoide, por citar los últimos publicados.  Las apuestas culturales por acercarnos a la gran literatura, sea de donde sea, no deberían tener que enfrentarse a la debilidad de nuestras instituciones y eventos culturales.

Este año, de nuevo, iremos poco a una Feria, que debería ofrecer más con el apoyo y sustento de instituciones, distribuidores, editores y librerosEn otoño, aprovechando el premio Formentor a Mircea Cărtărescu, quizá podamos ejercer nuestro derecho a informarles como creemos que se merecen. No con una breve noticia o un trocito de declaraciones; hay autores a los que deberíamos escuchar en una entrevista. Mientras tanto, seguiremos leyendo sus libros.

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