Concurso Auto-Diccionarios

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Hoy leemos en el programa de radio los primeros auto-diccionarios recibidos en el Concurso. Como decíamos en las Redes, estamos recibiendo muchos escritos, ingeniosos, provocadores y hasta un poco extraños. Es curioso también que el concurso surja del interés del Balneario de La Hermida por la literatura, habría que unir mucho más cultura y turismo, que cada uno fuera un aliciente para el otro.

En las bases del concurso se especifica una valoración especial para los auto-diccionarios que tengan que ver con Balnearios “y todos los aspectos y elementos relacionados con ellos”. Turismo saludable, médico, termal, más interior, más hacia la búsqueda de uno mismo.

Hace unos días, con motivo de este Concurso, me entrevistaban en una emisora de radio, cuyo nombre no debo decir porque ya ese día me pidieron que no mencionara Radio Círculo en la conversación, así que no creo que les gustara verse aquí. Algunas Cadenas consideran la competencia como si fueran armas de destrucción masiva, incluso con tan pocas flechas como las de nuestra emisora en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Ya saben que la guerra mediática está en su punto más encarnizado por causa de la crisis (o como justificación) y hasta los más pequeños la sufrimos, aunque poco se hable de nosotros, o se calle más de lo que se cuenta.

A lo que iba. En esa entrevista llegué a decir: Turismo es Literatura, y me quedé tan tranquila y hasta parecieron aceptarlo los contertulios. No recuerdo ya si añadí: y viceversa, pero siguiendo la lógica así debería ser, en ambos casos tomando una parte por el todo. Se ha hablado mucho de la literatura de viajes más que turística, la literatura como viaje, etc., con lo cual es fácil preguntarse lo contrario, qué hay en el turismo que sea literatura. Y rápidamente de encuentran coincidencias.

El viaje se presenta como una inquietud, un estado mental y emocional. Un recorrido que empieza en el imaginario que voy creando alrededor; me cuento no sólo una sino muchas historias, y las relaciono, y hasta puedo empezar a escribirlas antes de iniciar físicamente el viaje. Quizá muchos no lo hagan antes, durante o después de los viajes, pero es fácil que el imaginario literario lo lleven en la cabeza, aunque sólo sea para contárnoslo después.

Si me permiten un consejo, también sería bueno que llevaran un Cervantes Touch Light en su equipaje. No es sólo que se el 1º premio de nuestro concurso cortesía de BQReaders (además de la estancia en el Balneario para el Ganador y los dos Finalistas), la lectura electrónica es aconsejable y este dispositivo lleva además luz incorporada, “ilumina tus noches de lectura” es su eslogan, y me ha recordado a todos aquellos que alguna vez hemos leído apenas sin luz, y los daños que con ello hemos causado a nuestra vista.

La recomendación también tiene otro motivo. Hace dos días pude saludar a nuestro último Nobel de Literatura en español, Mario Vargas Llosa, al que sólo conocía radiofónicamente. Aunque es encantador en lo personal y en su forma de comunicar, me sorprendía su discurso en contra de los dispositivos electrónicos de lectura, a los que llegaba a culpar del descenso de profundidad literaria. Ni qué decir tiene que el escenario era el adecuado: la Asociación de Editores de Madrid le concedía el premio Antonio de Sancha. También insistió en ello el Ministro Wert quien, a pesar de su cargo, no se ha dado cuenta del poder educativo de las pantallas, o del inminente congreso de Cultura Digital en el que se afana su Departamento de Comunicación; lo cual no es de extrañar si dicho Departamento tampoco sabía  explicarnos muy bien su organización.

La banalización de la cultura tiene que ver mucho con nuestros dirigentes, con la banalización social que nos muestran, con la banalización de su educación, o el estado banal de sus medios de comunicación, que también educan e incluso más, aunque nos refiramos a ello sólo cuando lo hacen mal y pocos se plantean la necesidad de hacerlo bien, o intentarlo.

Sigue habiendo revistas muy serias, pero sólo las leen cuatro. La batalla lleva tiempo desarrollándose en otra parte: en los medios audiovisuales, pero cuando algunos se quieran dar cuenta ya estará perdida. De hecho la próxima batalla está ya servida: en las Redes Sociales, hasta un 30% de los estadounidenses se informan vía Facebook

Perderemos los pocos medios de comunicación audiovisual todavía preocupados por la cultura, entre otras razones porque ni los editores ni los escritores han considerado su importancia cultural, más allá de su propio beneficio. Siempre habrá honrosas excepciones, pero insuficientes. Como ya dijo Umberto Eco en “Apocalípticos e Integrados”, a los apocalípticos nadie los escucha y, mientras tanto, los integrados siguen manejando el poder, integrándose en él y pensando por qué los demás no siguen su camino, por obvias que sean las razones.

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