Cultura de Trabajo

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Homers Simpson (Carnavales Navideños, Alcázar de San Juan)

Homers Simpson (Carnavales Navideños, Alcázar de San Juan)

Es el deseo para el 2014. Se suelen tener otras esperanzas, y en este planeta tenemos otras pero, hace tiempo que quiero escribir de esta, la gran deseada…. No sé cómo llegó el término a mis oídos o si le di otro sentido, el caso es que empecé a hablar con varios amigos de “cultura de Trabajo” y lo primero era convenir qué era “eso” para cada uno.

Al final, en todas las conversaciones se llegaba al acuerdo, al menos en lo intangible y en la denuncia de que aquello era un bien escaso:  todos despotricamos, nos cabreamos y soportamos una situación laboral para la que no encontramos términos, para la que no nos arriesgamos al debate, saber o pensar cómo solucionarlo.

Las pocas entradas interesantes que encontré en Google sobre “cultura de Trabajo” hacían referencia a lo social, a la inserción laboral sobre todo. Pero el término significa mucho más: cada sociedad tiene una cultura de trabajo diferente, creencias y valores que, sin entrar en cuestiones personales, elaboran una especie de caldo de cultivo del que cada sociedad se alimenta

Dependiendo de cada sociedad, el caldo será más sabroso, más abundante para que llegue a más ciudadanos (suele ocurrir en las sociedades más desarrolladas),  o más insípido, y tan escaso que la aridez del paisaje hace que mucha gente acabe tirada en el arroyo (seco), o que antes de eso emigren a otros países donde el caldito se hace y se reparte mejor.

En España el caldo no se reparte por igual. Empezando por los que lo hacen, creen que el caldito es suyo, lo distribuyen entre sus amigos amparados por la corrupción que tampoco les sale muy cara. No podemos decir que en nuestro país haya niveles de cultura de Trabajo aceptables, sí podemos desear que mejoren, que se acerquen cada día más a la razón, a la profesionalidad, a la transparencia.

Me apena ver que en este final de 2013 uno de los grandes ejemplos de la falta de cultura en el Trabajo se encuentre en mi propia profesión. Un caso tras otro: Tele Madrid, Televisión Valenciana, y tantos otros que ni siquiera merecen titulares. En este país, demasiados periodistas ejercen como esclavos una profesión que debería ser independiente. Quizá la mayoría. Hace unos meses hablé con un represaliado del ERE de El País hace un año y me cuenta “burradas” de su antiguo lugar de trabajo, ahora está en otro grupo mediático, le digo que se trata de otra mafia, me dice que de todas es la mejor.

No hay un solo sindicato, una asociación de la prensa, o un medio de comunicación que apueste por una estructura mediática colectiva decente. Las élites culturales y periodísticas tiraron hace tiempo la toalla; cada uno trabaja sólo para sí, como si fueran dioses en su cubículo, no hiciera falta más, y no nos fuéramos a dar cuenta. Seguimos descendiendo peldaños hacia el infierno y, como la simpática pero inquietante foto de los Homer Simpson que ilustra este post (Carnavales Navideños de Alcázar de San Juan), el peligro de explosión nos hace gracia.

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