La institucionalización del camelo

Leo con gusto el artículo de Vicente Verdú: “Pintar sin pintura”, al final del cual, me encuentro la idea que utilizo como título de estas pocas líneas. Él se refiere al arte, yo puedo hacer mías sus palabras en otro entorno, el de los medios de comunicación del país.

Dice Verdú: “¿La deshumanización del arte? Esto fue el tema de hace un siglo. De lo que se trata ahora es de la sublime institucionalización del camelo. Tampoco esto es de ayer ni siquiera de anteayer pero, a estas alturas, no debiera continuar ni mañana por la mañana.”

Compartimos muchos este cabreo también en otros ámbitos. Quizá el camelo mayor esté en las propias instituciones y de ahí que les sea tan fácil llevarlo a cualquier parte, especialmente si tiene que ver con la cultura y la industria mediática (no me gusta esta expresión pero hay que empezar a hablar de ella).

Un ejemplo, los medios de comunicación más institucionales, los públicos del estado, lideran el índice del camelo hasta resaltar en el panorama internacional. Aquí se pone un programita de libros en radio o en la televisión estatal y se creen la leche (disculpen la expresión), el camelo está servido y todo es ceguera alrededor, no vaya a ser que veamos lo que ocurre en esos países con los que nos comparamos: France Culture que lleva tantos años funcionando por poner un ejemplo.

La sublime institucionalización del camelo llega a tal punto que se puede nombrar a cualquiera al frente de los medios de comunicación estatales, así lo próximo puede ser una folclórica (con todos mis respetos para ella) o mejor todavía: una nueva cantante que se hace reina del pop sin abandonar su pretendida profesión de periodista.  Sí, Carmele. Cosas más ridículas vemos en este país. A partir de ahí, cualquier otra designación es posible: que Carmele nombre a la Esteban directora de Radio 1, o hasta que nombre a su propia sobrina, si es que tiene.

Espero que nadie se sienta ofendido por la mofa, porque al fin y al cabo en este país reina el camelo, así que ya puestos un poco más no importa.

En la otra cara de la moneda, me encuentro con iniciativas muy interesantes, como los Medios de Comunicación Comunitarios, a los que dedicamos el último programa de enero. Hablamos de dos universos paralelos que prácticamente nada tienen en común. Y la brecha se hace cada vez más grande. El camelo arriba y la gente abajo. Unos pierden credibilidad y ni se enteran, otros siguen creyendo en ella.

Decía la directora de teatro Irina Kouberskaya en el programa anterior a ése: “Avanzamos gracias a los creadores, a gente que sabe soñar”. Sigamos en el territorio de los sueños. Empieza febrero y tenemos nuevo horario radiofónico, dejamos la noche de los martes por la última hora de la mañana de los miércoles, que ya es la primera hora de la tarde (13:00h), y que nos permitirá una repetición del programa los domingos a las cuatro de la tarde (16:00h). Seguimos y enviamos un mensaje al responsable de todo esto: Javi, quédate. Es muy duro mantener los sueños.