Criterio para el 2010

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Le pedí a los Reyes Magos y al Nuevo Año que repartiera un poquito de criterio para el 2010. Empezando por casa claro, y extendiendo la moda por todo el planeta, el que nos ocupa de la literatura y la cultura, y también el otro, el que habitamos llamado La Tierra.

Sin que sirva de precedente elogiaré una ficción cómica emitida por TVE1 en horario de máxima audiencia, en día de máxima audiencia, el 31 de diciembre por la noche –eso sí, cual noticia de 28 de diciembre-. Se informaba de la nueva manía de los jóvenes por los libros (…) que leían por las esquinas, que leían a escondidas, que pensaban… La situación desembocaba en una dura pregunta ¿queremos jóvenes formados, capaces, con criterio? No hay como reírse de las letras, más si tienen criterio, que algunas no tienen.

También es verdad que, como las letras (y el criterio) cada vez tienen menos espacio mediático, se empiezan a escuchar voces que preguntan ¿Dónde está el debate intelectual? ¿Dónde la discusión argumentada y no politizada de lo que ocurre? La respuesta quizá es que seguimos siendo rebaños bien cuidados con diferentes pastores.

Sigamos con el reparto de criterio. En el artículo de septiembre del año pasado, me preguntaba por qué no llamar al Ministerio de Cultura ministerio de la publicidad. Y parece que la actividad ministerial de estas navidades me ha querido dar la razón.

Siempre con esa utopía mía que me caracteriza, pienso que la cultura oficial algún día descenderá sobre nosotros y nos hará partícipes de ella. Sobre todo cuando llegan estas fechas, me emociono, y me digo bajito: ¿será ahora el momento? ¿Por fin brillará la cultura, y hasta puede que tenga un espacio similar al cava y los Reyes Magos? Un año tras otro lo pienso. Pero va a ser que “no”. Y este año todavía menos: era el momento de soltar la pasta. Esa pasta que cada vez más invade el mundo de la cultura. Esa Industria que lo invade todo. “Regale cultura” nos decía el Ministerio en su campaña navideña. Gran descubrimiento, sí. Claro, no se trata de piratear una peli y regalarla a los amigos. Noo. Regale cultura quiere decir:”compre cultura”, consuma (¿qué otra razón de ser tiene la cultura para algunos?) y engorde la cuenta de resultados de la industria cultural, previamente engordada mediante subvenciones. Ríos de dinero que van al mar. Mientras otras actividades culturales (incluida la única emisora cultural del dial de Madrid: “Spain is different”) se mantienen gracias al trabajo desinteresado, o ni si quiera se mantienen.

La falta de credibilidad y de confianza que nos circunda es como un cáncer, de los malos, de los difíciles de atajar. El único consuelo es que el enfermo es cada vez más consciente de ello, detectamos los síntomas con rapidez, vemos la falsedad cada vez más evidente. Quizá por eso uno de los contertulios del Club de Lectura de Prensa me pedía el domingo pasado que habláramos de ética. Ética en la política, en la economía, en la prensa. Como él bien decía, ése es un valor que debería sumarse a la capacidad para desempeñar un trabajo.

Hemos de seguir creyendo. Tiempo de regalar criterio. Juicio, discernimiento, un poco de razonamiento. Pensar y pensar en el tiempo: a medio o a largo plazo, con criterio.

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